Encontrados 29 resultados para: atacar

  • El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, fueron a atacar a Ramot de Galaad. (I Reyes 22, 29)

  • Jazael, rey de Siria, fue a atacar a Gat y la conquistó; luego se dispuso a ir contra Jerusalén. (II Reyes 12, 18)

  • Rasín, rey de Siria, y Pécaj, hijo de Romelía, rey de Israel, fueron a atacar a Jerusalén, y sitiaron a Acaz; pero no la pudieron tomar. (II Reyes 16, 5)

  • David consultó a Dios: "¿Debo atacar a los filisteos? ¿Los pondrás en mis manos?". El Señor le respondió: "Atácalos, porque los pondré en tus manos". (I Crónicas 14, 10)

  • Ajab, rey de Israel, dijo a Josafat, rey de Judá: "¿Quieres venir conmigo a atacar a Ramot de Galaad?". Él contestó: "Mi suerte y la tuya serán la misma, y la misma también la suerte de nuestros pueblos; iremos contigo a la guerra". (II Crónicas 18, 3)

  • El rey de Israel reunió a los profetas, 400 hombres, y les dijo: "¿Debo atacar a Ramot de Galaad o no?". Respondieron: "Atácala porque Dios la pondrá en tus manos". (II Crónicas 18, 5)

  • Se presentó al rey, y el rey le dijo: "Miqueas, ¿debemos atacar a Ramot de Galaad o no?". Él respondió: "Atacadla y triunfaréis, pues el Señor la pondrá en vuestras manos". (II Crónicas 18, 14)

  • El rey de Israel y Josafat fueron a atacar a Ramot de Galaad. (II Crónicas 18, 28)

  • Tan pronto como comenzó el canto de júbilo y alabanza, el Señor suscitó la confusión entre los amonitas, los moabitas y los de las montañas de Seír, que venían a atacar a Judá, y se enfrentaron unos contra otros. (II Crónicas 20, 22)

  • Ezequías, viendo que Senaquerib avanzaba con la intención de atacar Jerusalén, (II Crónicas 32, 2)

  • y se conjuraron todos ellos a una para atacar a Jerusalén y causarle todo el daño posible. (Nehemías 4, 2)

  • Judas ordenó a sus hombres atacar a los de la ciudadela mientras duraba la purificación del templo. (I Macabeos 4, 41)


“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina