Encontrados 212 resultados para: ancianos

  • Entró en el templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo y le preguntaron: "¿Con qué autoridad haces todo esto? ¿Quién te ha dado esa autoridad?". (Mateo 21, 23)

  • Entonces se reunieron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo en el palacio del sumo sacerdote, llamado Caifás, (Mateo 26, 3)

  • Aún estaba hablando, cuando llegó Judas, uno de los doce, y con él un gran tropel de gente con espadas y palos, enviados por los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. (Mateo 26, 47)

  • Los que prendieron a Jesús lo llevaron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde los maestros de la ley y los ancianos estaban reunidos. (Mateo 26, 57)

  • Al amanecer, los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo decidieron condenar a muerte a Jesús. (Mateo 27, 1)

  • Judas, el traidor, al ver que Jesús había sido condenado, se arrepintió y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos, diciendo: (Mateo 27, 3)

  • Pero nada respondió a las acusaciones que le hacían los sumos sacerdotes y los ancianos. (Mateo 27, 12)

  • Pero los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la gente de que pidieran la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús. (Mateo 27, 20)

  • Del mismo modo los sumos sacerdotes, los maestros de la ley y los ancianos se burlaban de él y decían: (Mateo 27, 41)

  • Éstos se reunieron con los ancianos y acordaron en consejo dar bastante dinero a los soldados, (Mateo 28, 12)

  • Desde entonces comenzó a declararles que el hijo del hombre tenía que padecer mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los maestros de la ley, morir y resucitar al tercer día. (Marcos 8, 31)

  • Llegaron de nuevo a Jerusalén y, cuando andaba Jesús por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los maestros de la ley y los ancianos del pueblo (Marcos 11, 27)


“Há duas razões principais para se orar com muita satisfação: primeiro para render a Deus a honra e a glória que Lhe são devidas. Segundo, para falar com São Padre Pio de Pietrelcina