Encontrados 82 resultados para: añadió

  • Y añadió: "¡Vive el Señor!, que ha de ser él quien le hiera, ya le llegue el día de su muerte y muera, ya baje a la guerra y caiga. (I Samuel 26, 10)

  • Y añadió: "¿Por qué persigue mi señor de este modo a su siervo? ¿Qué he hecho yo? ¿Qué hay en mí de culpable? (I Samuel 26, 18)

  • La mujer añadió: "Permite a tu sierva que diga todavía una palabra a mi señor, el rey". El rey dijo: "Habla". (II Samuel 14, 12)

  • Y añadió: "Tú conoces a tu padre y a sus hombres; son valientes y están furiosos como una osa a la que se ha quitado la cría en el campo. Tu padre es un guerrero y no pasará la noche con el pueblo. (II Samuel 17, 8)

  • El siervo de mi señor, el rey, se lo da todo al rey". Y añadió: "Que el Señor, tu Dios, te sea propicio". (II Samuel 24, 23)

  • Y añadió: "Bien sabes todo el mal que hiciste a David, mi padre; tu corazón lo reconoce; el Señor haga recaer tu maldad sobre tu cabeza. (I Reyes 2, 44)

  • y añadió: "Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que ha cumplido con su propia mano lo que con su boca había prometido a mi padre David diciendo: (I Reyes 8, 15)

  • y ordenó: "Llenad cuatro cántaros de agua y vertedla sobre la leña". Luego dijo: "Otra vez". Y vertieron agua de nuevo. "Por tercera vez", añadió. Y lo hicieron por tercera vez. (I Reyes 18, 34)

  • Aquellos hombres lo dieron como buen augurio y se apresuraron a tomarle la palabra de la boca, diciendo: "¡Ben Hadad es tu hermano!". Y él añadió: "Id y traédmelo". Ben Hadad se presentó ante Ajab, que le montó en su carro. (I Reyes 20, 33)

  • Pero añadió: "Por favor, consulta hoy la voluntad del Señor". (I Reyes 22, 5)

  • Él ordenó: "Traedme harina". La echó en la olla, y añadió: "Sírveles ahora". Y en la olla no se encontró ya nada malo. (II Reyes 4, 41)

  • Y añadió: "Abre la ventana de oriente". El rey la abrió. Y Eliseo dijo: "Dispara". Y él disparó. Eliseo exclamó: "¡Flecha de victoria de parte del Señor! ¡Flecha de victoria sobre Siria! Derrotarás a Siria, en Afec, hasta el exterminio". (II Reyes 13, 17)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina