Encontrados 26 resultados para: Valerosos

  • Éstos son los jefes de sus casas patriarcales: Efer, Yiseí, Eliel, Azriel, Jeremías, Hodavías y Yajdiel. Eran hombres valerosos, gente famosa, jefes de sus casas patriarcales. (I Crónicas 5, 24)

  • Hijos de Tolá: Uzí, Refayas, Yeriel, Yajmay, Yibsán y Samuel, jefes de las familias patriarcales de Tolá. Estos sumaban en los días de David 22.600 hombres valerosos, agrupados por linajes. (I Crónicas 7, 2)

  • Hijos de Bela: Esbón, Uziel, Yerimot e Irí: cinco jefes de casa patriarcal, hombres valerosos, registrados con sus genealogías en número de 22.034. (I Crónicas 7, 7)

  • jefes de casas patriarcales, hombres valerosos, agrupados en genealogías según sus linajes, en número de 20.200. (I Crónicas 7, 9)

  • todos hijos de Yediael, jefes de sus casas patriarcales, hombres valerosos, en número de 17.200, aptos para salir a la guerra y al combate. (I Crónicas 7, 11)

  • Todos éstos eran hijos de Aser, jefes de casas patriarcales, gente selecta y guerreros valerosos, jefes de príncipes; los registrados por genealogías, aptos para la guerra y el combate, sumaban 26.000 hombres. (I Crónicas 7, 40)

  • Los hijos de Ulán eran guerreros valerosos, diestros en el manejo del arco; tuvieron muchos hijos y nietos, hasta 150. Todos éstos fueron descendientes de Benjamín. (I Crónicas 8, 40)

  • además de sus hermanos, cabezas de familia: 1.760 hombres valerosos, dedicados al servicio de la casa de Dios. (I Crónicas 9, 13)

  • También algunos gaditas se unieron a David cuando estaba en el refugio del desierto. Eran hombres valerosos, hombres guerreros, prontos al combate, hábiles en el manejo del escudo y de la lanza, semejantes a leones y ligeros como las gacelas de los montes. (I Crónicas 12, 9)

  • Fue un buen refuerzo para David y su tropa, pues eran todos hombres valerosos, y llegaron a ser jefes del ejército. (I Crónicas 12, 22)

  • de la tribu de Simeón, 7.100 hombres, valerosos para la guerra; (I Crónicas 12, 26)

  • Su hijo Semayas tuvo hijos que tuvieron autoridad en sus casas patriarcales porque eran hombres valerosos. (I Crónicas 26, 6)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina