Encontrados 74 resultados para: Tuyo

  • entonces, tomando un punzón, le harás un agujero en la oreja a la puerta y será esclavo tuyo para siempre. Si se trata de una esclava, harás lo mismo. (Deuteronomio 15, 17)

  • Pero el Señor, tu Dios, no escuchó a Balaán, e incluso cambió la maldición en bendición en favor tuyo; porque el Señor, tu Dios, te ama. (Deuteronomio 23, 6)

  • y le dijo: "Creí que ya no la querías y se la di a un compañero tuyo. Pero su hermana menor es más hermosa que ella. Tómala en su lugar". (Jueces 15, 2)

  • En cuanto a las asnas extraviadas hace ya tres días, no te preocupes, porque ya han aparecido. Además, ¿de quién será cuanto hay de precioso en Israel? ¿No será tuyo y de la casa de tu padre? (I Samuel 9, 20)

  • Samuel le dijo: "El Señor arranca hoy de ti tu reinado sobre Israel y se lo dará a un vecino tuyo, que es mejor que tú. (I Samuel 15, 28)

  • pues cuando llegues al término de tus días y descanses con tus padres, haré surgir un descendiente tuyo, que saldrá de tus entrañas, y lo confirmaré en el reino. (II Samuel 7, 12)

  • Has afirmado a tu pueblo Israel como pueblo tuyo y para siempre, y tú, Señor, te has hecho su Dios. (II Samuel 7, 24)

  • Entonces el rey dijo a Sibá: "Todo lo que pertenecía a Meribaal será tuyo". Y Sibá contestó: "A tus pies, gracias por el favor que me haces". (II Samuel 16, 4)

  • La otra mujer replicó: "No es verdad, pues mi hijo es el vivo y el tuyo es el muerto". La primera decía: "No, tu hijo es el muerto, y mi hijo el vivo". De esta suerte disputaban delante del rey. (I Reyes 3, 22)

  • El rey reflexionó: "La una dice: Éste es mi hijo, el vivo; el tuyo es el muerto. La otra replica: No, tu hijo es el muerto y mi hijo el vivo". (I Reyes 3, 23)

  • He decidido construir un templo a su nombre, tal como el Señor ordenó a mi padre, David: El hijo tuyo, que yo pondré en tu lugar sobre tu trono, ése construirá el templo a mi nombre. (I Reyes 5, 19)

  • Pero no lo construirás tú, sino un hijo tuyo salido de tus entrañas será el que lo construya. (I Reyes 8, 19)


“O amor tudo esquece, tudo perdoa, sem reservas.” São Padre Pio de Pietrelcina