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Como dice también en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre, a la manera de Melquisedec. (Hebreos 5, 6)
y a quien Abrahán dio la décima parte de todo; cuyo nombre se interpreta en primer lugar como "rey de justicia", y también como rey de Salén, es decir, "rey de paz", (Hebreos 7, 2)
Aquellos que de la tribu de Leví reciben el sacerdocio tienen el mandato, según la ley, de exigir la décima parte de todo al pueblo, es decir, a sus hermanos, aunque también ellos pertenezcan a la posteridad de Abrahán; (Hebreos 7, 5)
En efecto, todo sumo sacerdote es instituido para ofrecer dones y sacrificios; por lo cual es necesario que éste tenga también algo que ofrecer. (Hebreos 8, 3)
Después roció también con sangre la tienda y todos los objetos del culto. (Hebreos 9, 21)
Era, pues, necesario que las figuras de las cosas celestes fuesen purificadas de esta manera, y las realidades mismas celestes lo fuesen también, pero con sacrificios superiores a los de aquí abajo. (Hebreos 9, 23)
así también Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados del mundo, aparecerá una segunda vez, sin pecado, para dar la salvación a los que le esperan. (Hebreos 9, 28)
Esto mismo nos atestigua también el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: (Hebreos 10, 15)
Porque conocemos a aquel que ha dicho: A mí la venganza, yo daré a cada cual lo que merezca. Y también: El Señor juzgará a su pueblo. (Hebreos 10, 30)
Por la fe recibió también Sara el poder de concebir, fuera de la edad propicia, porque creyó; en la fidelidad de aquel que se lo había prometido. (Hebreos 11, 11)
Precisamente por eso también nosotros, envueltos como estamos en una gran nube de testigos, debemos liberarnos de todo aquello que es un peso para nosotros y del pecado, que fácilmente nos seduce, y correr con perseverancia en la prueba que se nos propone, (Hebreos 12, 1)
Aquel cuya voz conmovió entonces la tierra nos ha hecho ahora esta promesa: Una vez más conmoveré no sólo la tierra, sino también el cielo. (Hebreos 12, 26)