Encontrados 56 resultados para: Subir

  • La joven era muy bella y virgen; ningún varón la había tocado. Bajó a la fuente, llenó el cántaro e iba ya a subir, (Génesis 24, 16)

  • Bajaré contigo a Egipto y te haré subir de allí. José te cerrará los ojos". (Génesis 46, 4)

  • Jacob partió de Berseba. Los hijos de Israel hicieron subir a Jacob, su padre, a sus niños y a sus mujeres a los carros enviados por el Faraón para llevarlos. (Génesis 46, 5)

  • Luego dijo a sus hermanos: "Yo voy a morir, pero Dios vendrá ciertamente en vuestra ayuda y os hará subir de esta tierra a la tierra que él prometió a Abrahán, Isaac y Jacob". (Génesis 50, 24)

  • El Señor dijo a Moisés: "Di a Aarón: Extiende tu mano con tu bastón sobre los ríos, canales y estanques y haz subir las ranas por todo el territorio egipcio". (Exodo 8, 1)

  • Pero los magos hicieron lo mismo con sus encantamientos. Hicieron subir las ranas sobre todo Egipto. (Exodo 8, 3)

  • Señalarás al pueblo un límite alrededor diciendo: Guardaos de subir a la montaña y de tocar su falda. El que toque el monte será condenado a muerte. (Exodo 19, 12)

  • Pero nadie le pondrá la mano encima: será matado a pedradas o a flechazos. Hombre o animal, no quedará con vida. Sólo cuando suene el cuerno podrán subir al monte". (Exodo 19, 13)

  • Moisés dijo al Señor: "El pueblo no puede subir a la montaña, pues se lo has prohibido ordenando poner un límite y declararla sagrada". (Exodo 19, 23)

  • Y el Señor dijo a Moisés: "Baja de nuevo y sube luego con Aarón; pero que los sacerdotes y el pueblo no traspasen el límite para subir hacia el Señor, pues arremetería contra ellos". (Exodo 19, 24)

  • Moisés se levantó con Josué, su ministro, y antes de subir a la montaña (Exodo 24, 13)

  • Al día siguiente, Moisés dijo al pueblo: "Habéis cometido un gran pecado. Sin embargo, yo voy a subir al Señor; quizá alcance perdón para vuestro pecado". (Exodo 32, 30)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina