Encontrados 34 resultados para: Santidad
Moisés dijo a Aarón: "Esto era lo que había declarado el Señor cuando dijo: A los que se acercan a mí mostraré mi santidad, y al pueblo entero mostraré mi gloria". Aarón se calló. (Levítico 10, 3)
Estarán consagrados a su Dios y no profanarán su nombre, pues son ellos los que presentan las ofrendas al Señor, alimento de su Dios; estarán en estado de santidad. (Levítico 21, 6)
El Señor dijo a Moisés y Aarón: "Por no haber creído en mí, manifestando mi santidad delante de los israelitas, no llevaréis vosotros a este pueblo a la tierra que yo les doy". (Números 20, 12)
Éstas son las aguas de Meribá, donde los israelitas se quejaron contra el Señor, que les dio una prueba de su santidad. (Números 20, 13)
pues fuisteis rebeldes en el desierto de Sin, cuando la comunidad se querelló conmigo, cuando yo os mandé manifestar ante ella mi santidad mediante las aguas". (Éstas son las aguas de Meribá, de Cades, en el desierto de Sin). (Números 27, 14)
Por haberme sido infiel en medio de los israelitas en las aguas de Meribá, en Cades, en el desierto de Sin; por no haber reconocido mi santidad en medio de los israelitas, (Deuteronomio 32, 51)
Oh Dios, tu camino está en la santidad, ¿qué dios tan grande como nuestro Dios? (Salmos 77, 14)
Una vez por todas juré por mi santidad: "nunca jamás engañaré a David; (Salmos 89, 36)
Tus órdenes son firmes, oh Señor, la santidad es el patrimonio eterno de tu casa. (Salmos 93, 5)
A sus órdenes los judíos consiguieron expulsar a los paganos de los territorios ocupados, especialmente de la ciudad de David, Jerusalén, donde habían construido una ciudadela, de la que salían profanando los aledaños del templo e infligiendo graves ofensas a su santidad. (I Macabeos 14, 36)
que era del todo injusto defraudar a aquellos que se habían confiado a la santidad del lugar y a la inviolabilidad del templo, honrado en todo el mundo. (II Macabeos 3, 12)
Otros, que se habían ocultado en una caverna para celebrar el sábado, fueron denunciados a Filipo y abrasados, pues no quisieron defenderse por la santidad del sábado. (II Macabeos 6, 11)