Encontrados 1210 resultados para: Saúl intenta matar a David

  • Pues esto dice el Señor: No le faltará jamás a David un descendiente que se siente en el trono de la casa de Israel, (Jeremías 33, 17)

  • entonces se podrá romper también mi alianza con mi siervo David, de suerte que no tenga hijos que reinen sobre su trono, así como con los sacerdotes levitas, mis ministros. (Jeremías 33, 21)

  • Como las innumerables estrellas de los cielos y las incontables arenas del mar, así multiplicaré yo la descendencia de mi siervo David y la de los levitas, mis ministros". (Jeremías 33, 22)

  • jamás rechazaré a la descendencia de Jacob y de David, mi siervo, ni dejaré de tomar de sus descendientes príncipes que gobiernen la posteridad de Abrahán, de Isaac y de Jacob. Pues voy a cambiar su suerte y a tener piedad de ellos. (Jeremías 33, 26)

  • Por ello, esto dice el Señor contra Joaquín, rey de Judá: No tendrá ya quien se siente sobre el trono de David, y su cadáver será arrojado al calor del día y al frío de la noche. (Jeremías 36, 30)

  • Y Juan, hijo de Carej, dijo en secreto a Godolías, en Mispá: "Yo iré y mataré a Ismael, hijo de Netanías, sin que nadie lo sepa. ¿Por qué te ha de matar? Significaría la dispersión de todos los judíos que están congregados en torno a ti, la ruina del resto de Judá". (Jeremías 40, 15)

  • Entonces Juan, hijo de Carej, y todos los oficiales que estaban con él recogieron a todo el resto de la gente que Ismael, hijo de Netanías, se había llevado de Mispá, después de matar a Godolías, hijo de Ajicán: hombres, mujeres y niños, así como a los eunucos, traídos por ellos de Gabaón. (Jeremías 41, 16)

  • Entre ellos hay quien empuña el cetro, como un gobernador de provincia, pero no podría matar a quien le ofende. (Baruc 6, 12)

  • Afilada para matar, bruñida para fulgurar. (Ezequiel 21, 15)

  • Para que tiemblen los corazones y se acrecienten las víctimas, he puesto en todas las puertas la espada del estrago; hecha estás para fulgurar, afilada para matar. (Ezequiel 21, 20)

  • Yo les suscitaré un pastor que las apaciente, mi siervo David. Él las conducirá al pasto y será su pastor. (Ezequiel 34, 23)

  • Yo, el Señor, seré su Dios, y mi siervo David será príncipe en medio de ellos: Yo, el Señor, he hablado. (Ezequiel 34, 24)


“Para consolar uma alma na sua dor, mostre-lhe todo o bem que ela ainda pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina