Encontrados 16 resultados para: Recordad

  • Y Moisés dijo al pueblo: "Recordad siempre este día, en el cual salisteis de Egipto, de la casa de la esclavitud, porque el Señor os ha sacado con mano fuerte. Por ello no habréis de comer nada fermentado". (Exodo 13, 3)

  • "Recordad lo que os mandó Moisés, siervo del Señor, diciendo: El Señor, vuestro Dios, os concede el descanso al daros esta tierra. (Josué 1, 13)

  • Recordad las maravillas que hizo, sus milagros y las sentencias de su boca, (I Crónicas 16, 12)

  • Recordad eternamente su alianza, la palabra con que se ha comprometido para siempre, (I Crónicas 16, 15)

  • Recordad lo que hizo con Abrahán, cómo probó a Isaac y lo que sucedió a Jacob en Mesopotamia de Siria, mientras apacentaba los rebaños de Labán, hermano de su madre. (Judit 8, 26)

  • Recordad los milagros que hizo, sus prodigios y las leyes que salieron de su boca, (Salmos 105, 5)

  • Recordad las gestas de vuestros padres en su tiempo, y os granjearéis inmensa gloria y nombre eterno. (I Macabeos 2, 51)

  • Recordad cómo nuestros padres fueron salvados en el mar Rojo cuando los perseguía el Faraón con su ejército. (I Macabeos 4, 9)

  • Recordad esto y entendedlo bien; entrad en razón, pecadores. (Isaías 46, 8)

  • Recordad la ley de Moisés, mi siervo, a quien yo di en el Horeb mandamientos y normas para todo Israel. (Malaquías 3, 22)

  • No está aquí, ha resucitado. Recordad lo que os dijo estando aún en Galilea, (Lucas 24, 6)

  • Recordad que os he dicho: "El criado no es más que su amo". Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros; y si han rechazado mi doctrina, también rechazarán la vuestra. (Juan 15, 20)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina