Encontrados 1769 resultados para: Pues

  • No subáis, pues el Señor no os acompaña y seríais derrotados por vuestros enemigos. (Números 14, 42)

  • y lo pusieron bajo vigilancia, pues no se había determinado todavía qué debía hacerse con él. (Números 15, 34)

  • "Separaos de esta comunidad, pues quiero aniquilarla en un instante". (Números 16, 21)

  • Al oír sus gritos, todos los israelitas que se encontraban en los alrededores huyeron, pues decían: "No sea que la tierra nos trague también a nosotros". (Números 16, 34)

  • "Ordena a Eleazar, hijo de Aarón sacerdote, que saque del fuego los incensarios, pues están santificados, y que tire las brasas que haya en ellos. (Números 17, 2)

  • Los incensarios de estos hombres que pecaron para su propio daño serán transformados en láminas para revestir el altar, pues fueron presentados al Señor y quedaron santificados; servirán de recuerdo para los israelitas". (Números 17, 3)

  • "Alejaos de esta comunidad, pues la voy a destruir en un instante". Ellos cayeron rostro en tierra. (Números 17, 10)

  • Moisés dijo a Aarón: "Toma el incensario, pon en él fuego del altar, coloca encima el incienso, acércate sin perder tiempo a la comunidad y haz sobre ella el rito de absolución, pues se ha encendido la cólera del Señor y ha comenzado la mortandad". (Números 17, 11)

  • En la vara de Leví escribirás el nombre de Aarón, pues habrá una vara por cada jefe de tribu. (Números 17, 18)

  • Estarán a tu servicio y al servicio de toda la tienda; pero no se acercarán a los objetos santos del santuario ni al altar, pues moriríais ellos y vosotros. (Números 18, 3)

  • pues yo les doy como heredad los diezmos que los israelitas han de entregar al Señor. Por eso les digo: No tendréis heredad en medio de Israel". (Números 18, 24)

  • El que ha tocado el cadáver de una persona y no se purifica, contaminará la morada del Señor. Este hombre será extirpado de Israel, pues las aguas de purificación no han corrido sobre él; es impuro, su impureza reside en él. (Números 19, 13)


“Nunca vá se deitar sem antes examinar a sua consciência sobre o dia que passou. Enderece todos os seus pensamentos a Deus, consagre-lhe todo o seu ser e também todos os seus irmãos. Ofereça à glória de Deus o repouso que você vai iniciar e não esqueça do seu Anjo da Guarda que está sempre com você.” São Padre Pio de Pietrelcina