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  • Yo, Tobit, he seguido los caminos de la verdad y de la justicia todos los días de mi vida, dando muchas limosnas a mis hermanos de raza que fueron deportados conmigo a Nínive, en Asiria. (Tobías 1, 3)

  • En vida de Salmanasar, yo había dado muchas limosnas a mis hermanos de raza. (Tobías 1, 16)

  • El ángel le dijo: "Sí, he ido allí muchas veces, y conozco bien los caminos. He estado en Media y me he albergado en casa de Gabael, uno de nuestros hermanos, que vive en Ragués de Media; se necesitan dos días de camino para ir de Ecbatana a Ragués, que se encuentra entre montañas". (Tobías 5, 6)

  • Vete, hijo mío, de Nínive; no te quedes aquí. El día en que entierres a tu madre junto a mí, pasa los límites de Nínive. Yo sé bien que se cometen muchas injusticias y muchos fraudes sin avergonzarse por ello. (Tobías 14, 9)

  • Era muy bella y de aspecto encantador. Su marido, Manasés, le había dejado muchas riquezas, criados y criadas, ganados y campos, y ella los administraba. (Judit 8, 7)

  • Cuando fue proclamado el edicto del rey, muchas jóvenes fueron llevadas a la ciudad de Susa y confiadas a Hegué, guardián de las mujeres. (Ester 2, 8)

  • Muchas veces los gobernantes se vieron envueltos en delitos irreparables y complicados en sangre inocente por haber confiado a amigos la administración de los negocios y haberse dejado influenciar por ellos, (Ester 16, 5)

  • He oído muchas cosas como éstas. ¡Consoladores molestos sois vosotros! (Job 16, 2)

  • Muchas desgracias esperan al malvado, el Señor rodea de favores al que en él ha confiado. (Salmos 32, 10)

  • El hombre justo tendrá muchas contrariedades, pero de todas el Señor lo hará salir airoso; (Salmos 34, 20)

  • "Mirad al bravucón que no hizo de Dios su fortaleza, que cifró su seguridad en sus muchas riquezas y de los delitos hizo su poder". (Salmos 52, 9)

  • Añade días a los días del rey, sus años llenen muchas generaciones; (Salmos 61, 7)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina