Encontrados 32 resultados para: Miqueas

  • El año tercero de su reinado mandó a sus jefes Benjail, Abdías, Zacarías, Natanael y Miqueas para que instruyesen a las ciudades de Judá. (II Crónicas 17, 7)

  • El rey de Israel respondió a Josafat: "Hay todavía uno por medio del cual podemos consultar al Señor; pero yo le odio porque nunca me profetiza cosas buenas, sino cosas malas; es Miqueas, hijo de Yimlá". Josafat dijo: "No hable así el rey". (II Crónicas 18, 7)

  • El rey de Israel llamó a un funcionario y le dijo: "Que venga inmediatamente Miqueas, hijo de Yimlá". (II Crónicas 18, 8)

  • El mensajero que había ido a llamar a Miqueas le dijo: "Mira que los profetas, todos a una, profetizan éxito al rey; haz tú como ellos y profetiza triunfo". (II Crónicas 18, 12)

  • Miqueas respondió: "Vive el Señor, que diré lo que el Señor me mande". (II Crónicas 18, 13)

  • Se presentó al rey, y el rey le dijo: "Miqueas, ¿debemos atacar a Ramot de Galaad o no?". Él respondió: "Atacadla y triunfaréis, pues el Señor la pondrá en vuestras manos". (II Crónicas 18, 14)

  • Miqueas contestó: "He visto a todo Israel disperso por los montes como rebaño sin pastor. El Señor decía: Éstos no tienen dueño; que cada uno vuelva en paz a su casa". (II Crónicas 18, 16)

  • Miqueas replicó: "Escuchad la palabra del Señor: He visto al Señor sentado en su trono y toda la corte del cielo alineada a su derecha y a su izquierda. (II Crónicas 18, 18)

  • Entonces Sedecías, hijo de Canaaná, dio una bofetada a Miqueas, y le dijo: "¿Es que el espíritu del Señor me ha dejado a mí para hablarte a ti?". (II Crónicas 18, 23)

  • Miqueas le contestó: "Ya lo sabrás aquel día que andes de aposento en aposento para esconderte". (II Crónicas 18, 24)

  • El rey de Israel ordenó: "Prended a Miqueas y llevadlo a Amón, prefecto de la ciudad, y a Joás, mi hijo, (II Crónicas 18, 25)

  • Miqueas respondió: "si vuelves sano y salvo, el Señor no ha hablado por mi boca". (II Crónicas 18, 27)


“A meditação não é um meio para chegar a Deus, mas um fim. A finalidade da meditação é o amor a Deus e ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina