Encontrados 258 resultados para: Libro sagrado

  • El resto de la historia de Abías y todo lo que hizo está escrito en el libro de los anales de los reyes de Judá. (I Reyes 15, 6)

  • El resto de la historia de Asá, todas sus proezas y todo lo que hizo, las ciudades que edificó, está escrito en el libro de los anales de los reyes de Judá. Únicamente que, en su vejez, estuvo enfermo de los pies. (I Reyes 15, 23)

  • El resto de la historia de Nadab y todo lo que hizo está escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel. (I Reyes 15, 31)

  • El resto de la historia de Basá, sus proezas y todo lo que hizo está escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel. (I Reyes 16, 5)

  • El resto de las historias de Elá y todo lo que hizo está escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel. (I Reyes 16, 14)

  • El resto de la historia de Zimrí y la conjuración que tramó está escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel. (I Reyes 16, 20)

  • El resto de la historia de Omrí, sus proezas y todo lo que hizo está escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel. (I Reyes 16, 27)

  • El resto de la historia de Ajab, todo cuanto hizo, la casa de marfil que edificó y las ciudades que construyó, está escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel. (I Reyes 22, 39)

  • El resto de la historia de Josafat, las proezas que realizó y las guerras que sostuvo están escritas en el libro de los anales de los reyes de Judá. (I Reyes 22, 46)

  • El resto de la historia de Ocozías y todo lo que hizo está escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel. (II Reyes 1, 18)

  • El resto de la historia de Jehú, sus proezas y todo lo que hizo está escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel. (II Reyes 10, 34)

  • Pero, cuando estaban matando a los hijos del rey, Josebá, hija del rey Jorán y hermana del rey Ocozías, tomó a Joás, hijo de Ocozías, y lo escondió con su nodriza en el dormitorio. De esta manera lo libró de Atalía, que no lo mató. (II Reyes 11, 2)


“Que Jesus o mergulhe no esplendor da Sua imortal juventude.” São Padre Pio de Pietrelcina