Encontrados 67 resultados para: Juventud

  • El devastador de Moab avanza contra sus ciudadelas; la flor de su juventud va a bajar al matadero, dice el rey, cuyo nombre es "el Señor omnipotente". (Jeremías 48, 15)

  • Bueno es para el hombre soportar el yugo desde su juventud. (Lamentaciones 3, 27)

  • y crece como la hierba de los campos. Y tú creciste, te desarrollaste y llegaste a la flor de tu juventud; se formaron tus senos y tu pelo brotó; pero seguías desnuda y descubierta. (Ezequiel 16, 7)

  • Porque no te has acordado del tiempo de tu juventud y me has provocado la ira con todas estas cosas, yo también haré recaer tu conducta sobre tu cabeza, dice el Señor Dios. Pues, ¿no has cometido un crimen horrible con todas tus prácticas detestables? (Ezequiel 16, 43)

  • Pero yo me acordé de la alianza pactada contigo en los días de tu juventud y renovaré contigo una alianza eterna. (Ezequiel 16, 60)

  • Se prostituyeron en Egipto desde su juventud. Allí palparon su pecho y acariciaron su seno virginal. (Ezequiel 23, 3)

  • Ni renegó de sus prostituciones de Egipto, donde se habían acostado con ella, en su juventud, acariciando sus pechos virginales y derramando en ella su impureza. (Ezequiel 23, 8)

  • Ella multiplicó sus prostituciones, recordando los días de su juventud, cuando se prostituía en Egipto (Ezequiel 23, 19)

  • Renovaste así la infamia de tu juventud, cuando los egipcios palpaban tu pecho y acariciaban tu seno virginal. (Ezequiel 23, 21)

  • Luego le restituiré sus viñas; haré del valle de Acor una puerta de esperanza, y ella me responderá como en los días de su juventud, como en el día en que salió de Egipto. (Oseas 2, 17)

  • ¡Laméntate como una virgen vestida de luto por el esposo de su juventud! (Joel 1, 8)

  • Envié contra vosotros una peste como la de Egipto, maté a espada a vuestra juventud e hice subir el mal olor de vuestros campamentos hasta vuestras narices; ¡y no habéis vuelto a mí!, dice el Señor. (Amós 4, 10)


“A prática das bem-aventuranças não requer atos de heroísmo, mas a aceitação simples e humilde das várias provações pelas quais a pessoa passa.” São Padre Pio de Pietrelcina