Encontrados 70 resultados para: Iglesia

  • Y así Dios ha puesto en la Iglesia en primer lugar a los apóstoles; en segundo lugar, a los profetas; en tercero, a los maestros; luego, los que tienen el poder de hacer milagros; después, los que tienen el don de curar, de asistir a los necesitados, de gobernar, de hablar lenguas extrañas. (I Corintios 12, 28)

  • El que habla en lenguas extrañas se aprovecha a sí mismo; el que profetiza, lo hace en beneficio de la Iglesia. (I Corintios 14, 4)

  • Me gustaría que todos hablaseis en esas lenguas, pero prefiero que profeticéis; pues para la formación de la Iglesia es mejor profetizar que hablar en lenguas, a no ser que haya quien los interprete. (I Corintios 14, 5)

  • Así pues, ya que ambicionáis los dones espirituales, procurad tener los que sirven para la formación de la Iglesia. (I Corintios 14, 12)

  • pero prefiero hablar en la iglesia cinco palabras con sentido, para instruir a los demás, que diez mil palabras en lenguas. (I Corintios 14, 19)

  • Supongamos que se reúne toda la iglesia y que todos hablan en lenguas extrañas; si entra un simple fiel o un incrédulo, ¿no dirán que estáis locos? (I Corintios 14, 23)

  • Porque yo soy el menor de los apóstoles, indigno de ser llamado apóstol, por haber perseguido a la Iglesia de Dios. (I Corintios 15, 9)

  • Os saludan las iglesias de Asia. Os mandan muchos saludos Áquila y Prisca, con la iglesia que se reúne en su casa. (I Corintios 16, 19)

  • Pablo, apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a la Iglesia de Dios que hay en Corinto, y a todos los creyentes de la región de Acaya; (II Corintios 1, 1)

  • Conocéis mi conducta anterior dentro del judaísmo: con qué crueldad perseguía y trataba de aniquilar a la Iglesia de Dios, (Gálatas 1, 13)

  • todo lo sometió bajo sus pies y a él lo constituyó cabeza de la Iglesia por encima de todas las cosas; (Efesios 1, 22)

  • la Iglesia es su cuerpo, la plenitud de todo lo que existe. (Efesios 1, 23)


“O medo excessivo nos faz agir sem amor, mas a confiança excessiva não nos deixa considerar o perigo que vamos enfrentar”. São Padre Pio de Pietrelcina