Encontrados 255 resultados para: Guerra

  • Josué se dispuso con todos los hombres de guerra para subir contra Ay. Escogió treinta mil hombres valientes y los hizo partir de noche, (Josué 8, 3)

  • Todos los hombres de guerra que estaban con él subieron, se acercaron, llegaron frente a la ciudad y acamparon al norte de Ay. Entre él y Ay había un valle. (Josué 8, 11)

  • Salieron con todos sus ejércitos, una multitud innumerable como la arena del mar, y con muchísimos caballos y carros de guerra. (Josué 11, 4)

  • Josué, con su gente de guerra, llegó a las aguas de Merón y los atacó por sorpresa. (Josué 11, 7)

  • Éste es el territorio que tocó en suerte a la tribu de Manasés, el primogénito de José. A Maquir, primogénito de Manasés y padre de Galaad, hombre de guerra, le cayó en suerte Galaad y Basán. (Josué 17, 1)

  • en cuanto lo supieron, se reunieron en Silo para subir contra ellos y hacerles la guerra. (Josué 22, 12)

  • La noticia agradó a los israelitas y bendijeron a Dios; no hablaron más de ir contra ellos para hacerles la guerra y devastar la tierra en que vivían los de Rubén y los de Gad. (Josué 22, 33)

  • Balac, hijo de Sipor, rey de Moab, se levantó para hacer la guerra a Israel y mandó llamar a Balaán, hijo de Beor, para que os maldijese. (Josué 24, 9)

  • El Señor estaba con Judá, que conquistó la montaña; pero no pudo expulsar a los habitantes de la llanura, porque tenían carros de guerra. (Jueces 1, 19)

  • (fue únicamente para instruir en el arte de la guerra a los que no habían conocido las guerras de antes). (Jueces 3, 2)

  • Los israelitas clamaron al Señor, porque Yabín tenía novecientos carros de guerra y había oprimido a los israelitas durante veinte años. (Jueces 4, 3)

  • Se preferían dioses extranjeros; la guerra llegaba ya a las puertas; apenas se veía un escudo o una lanza entre los cuarenta mil de Israel. (Jueces 5, 8)


“Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina