Encontrados 21 resultados para: Eternidad

  • Abrahán plantó en Berseba un tamarisco e invocó allí al Señor, Dios de la eternidad. (Génesis 21, 33)

  • Bendito sea el Señor, Dios de Israel por eternidad de eternidades. Y todo el pueblo diga: Amén. Aleluya". (I Crónicas 16, 36)

  • David bendijo al Señor ante toda la asamblea, diciendo: "Bendito seas tú, Señor, Dios de Israel, nuestro padre, desde la eternidad y para siempre. (I Crónicas 29, 10)

  • Todavía antes de vuestra unión, rogad los dos al Señor del cielo para que tenga misericordia de vosotros y os proteja. No temas, pues ella estaba destinada para ti desde toda la eternidad; tú la salvarás, irá contigo y tendrás de ella hijos, que serán para ti como hermanos. No te preocupes". (Tobías 6, 18)

  • Gózate y alégrate por los hijos de los justos, pues todos se reunirán de nuevo y alabarán al Señor de la eternidad. Bienaventurados los que te aman y los que se alegran de tu paz. (Tobías 13, 15)

  • dije: "Dios mío, no me lleves en la mitad de mi vida, pues tus años duran la eternidad". (Salmos 102, 25)

  • Desde la eternidad fui constituida; desde el comienzo, antes del origen de la tierra. (Proverbios 8, 23)

  • Presente, la imitan; ausente, suspiran por ella; en la eternidad, coronada, celebrará su triunfo, por haber vencido sin tacha en los combates. (Sabiduría 4, 2)

  • Antes que todo fue creada la sabiduría, y la prudencia inteligente desde la eternidad. (Eclesiástico 1, 4)

  • cual gota de agua del mar y grano de arena, así son sus pocos años en comparación de la eternidad. (Eclesiástico 18, 10)

  • Él ha dispuesto con orden las maravillas de su sabiduría, porque él es desde eternidad a eternidad. Nada ha sido a ellas añadido ni quitado; él no necesita consejeros. (Eclesiástico 42, 21)

  • Que él nos conceda alegre corazón y que haga reinar la paz en nuestros días sobre Israel y hasta la eternidad. (Eclesiástico 50, 23)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina