Encontrados 79 resultados para: Eliseo

  • Déjanos ir hasta el Jordán, para tomar cada uno un madero y construirnos una casa". Eliseo respondió: "Podéis ir". (II Reyes 6, 2)

  • Pero uno de ellos dijo: "Ven tú con nosotros". Eliseo contestó: "Iré". (II Reyes 6, 3)

  • Eliseo le dijo: "Agárrala", y el otro alargó la mano y la recogió. (II Reyes 6, 7)

  • Y uno de sus ayudantes respondió: "Nadie, oh rey, mi señor; Eliseo, el profeta que vive en Samaría, es el que comunica al rey de Israel incluso todo lo que tú dices en tu dormitorio". (II Reyes 6, 12)

  • El criado del hombre de Dios se levantó de madrugada y, al salir, vio la tropa que sitiaba la ciudad con caballos y carros. El muchacho dijo a Eliseo: "¡Ay, señor mío!, ¿qué hacemos?". (II Reyes 6, 15)

  • Y Eliseo oró así: "Señor, ábrele los ojos para que vea". Y el Señor abrió los ojos del muchacho, el cual vio el monte repleto de caballos y carros de fuego, que rodeaban a Eliseo. (II Reyes 6, 17)

  • Y cuando los sirios bajaban contra él, Eliseo oró al Señor de esta manera: "Ciega a esa gente". Y el Señor los dejó ciegos, como había pedido Eliseo. (II Reyes 6, 18)

  • Eliseo les dijo: "No es éste el camino, ni ésta la ciudad. Seguidme y os guiaré donde está el hombre que buscáis". Y los llevó a Samaría. (II Reyes 6, 19)

  • Y cuando llegaron a Samaría, Eliseo dijo: "Señor, ábreles los ojos, para que vean". El Señor les abrió los ojos, y vieron que estaban en medio de Samaría. (II Reyes 6, 20)

  • El rey de Israel, al verlos, dijo a Eliseo: "Padre mío, ¿los mato?". (II Reyes 6, 21)

  • Luego dijo: "El Señor me castigue si la cabeza de Eliseo, hijo de Safat, queda hoy sobre sus hombros". (II Reyes 6, 31)

  • Eliseo estaba sentado en su casa, con los ancianos que le rodeaban, cuando el rey le envió a un mensajero; pero antes de que el mensajero llegase, Eliseo había dicho a los ancianos: "¿Habéis visto cómo este hijo de asesino ha mandado a cortarme la cabeza? Mirad, cuando el mensajero llegue, cerrad la puerta y no le dejéis pasar. ¿No sentís el ruido de los pasos de su señor detrás de él?". (II Reyes 6, 32)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina