Encontrados 472 resultados para: Ciudades

  • Estas ciudades os servirán de asilo contra el vengador de sangre, para que no sea matado el homicida antes de comparecer en juicio ante la comunidad. (Números 35, 12)

  • Serán seis estas ciudades de refugio. (Números 35, 13)

  • Estas seis ciudades servirán de refugio para los israelitas y para los extranjeros residentes o de paso; en ellas se podrá refugiar el que haya matado a alguno involuntariamente. (Números 35, 15)

  • Y vinisteis todos a decirme: Enviemos por delante hombres que exploren la tierra y nos informen sobre el camino que debemos seguir y las ciudades a las que podemos llegar. (Deuteronomio 1, 22)

  • ¿Dónde vamos a ir? Nuestros hermanos nos han desanimado al decirnos: Son más numerosos y más fuertes que nosotros; las ciudades son grandes, y sus murallas llegan hasta el cielo. Hemos visto entre ellos incluso descendientes de Anac. (Deuteronomio 1, 28)

  • Nos adueñamos de todas sus ciudades y las consagramos al exterminio: matamos hombres, mujeres y niños, sin dejar uno vivo. (Deuteronomio 2, 34)

  • Solamente nos quedamos los ganados y el botín de las ciudades conquistadas. (Deuteronomio 2, 35)

  • Solamente te quedó sin conquistar la tierra de los amonitas, la región del torrente Yaboc, las ciudades de la montaña y todo lo que te había prohibido el Señor, nuestro Dios". (Deuteronomio 2, 37)

  • Nos adueñamos de todas sus ciudades, sin dejar una sola: sesenta ciudades, toda la confederación de Argob, capital de Og, en Basán, (Deuteronomio 3, 4)

  • ciudades todas fortificadas con altas murallas, con puertas y barras, sin contar muchas ciudades que no tenían murallas. (Deuteronomio 3, 5)

  • Las consagramos al exterminio, como habíamos hecho con Sijón, rey de Jesbón, sacrificando ciudades, hombres, mujeres y niños; (Deuteronomio 3, 6)

  • pero nos quedamos con los ganados y el botín de las ciudades. (Deuteronomio 3, 7)


“Quando te encontrares diante de Deus, na oração considera-te banhado na luz da verdade, fala-lhe se puderes, deixa simplesmente que te veja e não tenhas preocupação alguma”. São Padre Pio de Pietrelcina