Encontrados 52 resultados para: Antíoco

  • Antíoco sospechaba que lo despreciaba, y pensó que también lo recriminaba. Pero, con todo, al más joven, que quedaba todavía, no solamente le exhortaba con palabras, sino que le prometía con juramento enriquecerlo de una vez y hacerle el más feliz, y, una vez que hubiera renegado de su religión y abandonado las leyes patrias, tenerle como amigo, proveerle de todo lo necesario y darle un cargo de gobierno. (II Macabeos 7, 24)

  • Por aquel tiempo Antíoco tuvo que volverse de Persia cubierto de vergüenza. (II Macabeos 9, 1)

  • Había entrado en la ciudad de Persépolis, intentando saquear el templo y apoderarse de la ciudad; pero la muchedumbre empuñó las armas y atacó con gran ímpetu, y Antíoco con los suyos tuvo que huir avergonzado. (II Macabeos 9, 2)

  • Pero sucedió que Antíoco se cayó del carro, lanzado a toda velocidad, con tan funesta caída, que todos los miembros de su cuerpo quedaron magullados. (II Macabeos 9, 7)

  • "A los honrados ciudadanos judíos, mucha salud, prosperidad y bienestar, el rey y general Antíoco. (II Macabeos 9, 19)

  • y también, teniendo presente que los reyes limítrofes y príncipes vecinos están expiando la ocasión y esperando el momento oportuno, he designado rey a mi hijo Antíoco, a quien ya os había presentado y recomendado muchísimo cuando tenía que ir a las regiones del norte. A él le he escrito la carta que va a continuación. (II Macabeos 9, 25)

  • El cuerpo fue transportado por Filipo, coetáneo suyo, que, no fiándose del hijo de Antíoco, se retiró a Egipto, a la corte de Tolomeo Filométor. (II Macabeos 9, 29)

  • Éste fue el fin de Antíoco, llamado Epífanes. (II Macabeos 10, 9)

  • Vamos ahora a narrar los acontecimientos sucedidos bajo Antíoco Eupátor, hijo del criminal, resumiendo los continuos males causados por las guerras. (II Macabeos 10, 10)

  • Pero, por esto mismo, fue acusado por los cortesanos ante Eupátor. Con frecuencia era acusado de traidor por haberse pasado al partido de Antíoco Epífanes, abandonando la isla de Chipre, que tenía en nombre de Filométor. Creyendo que ya no podría desempeñar con decoro tan alto cargo, desesperado, se envenenó, y así acabó la vida. (II Macabeos 10, 13)

  • La carta de Antíoco decía así: "El rey Antíoco, a su hermano Lisias, salud. (II Macabeos 11, 22)

  • La carta del rey al pueblo de los judíos es ésta: "El rey Antíoco al consejo de los ancianos y al pueblo judío, salud. (II Macabeos 11, 27)


“Os corações fortes e generosos não se lamentam, a não ser por grandes motivos e,ainda assim,não permitem que tais motivos penetrem fundo no seu íntimo.(P.e Pio) São Padre Pio de Pietrelcina