Encontrados 217 resultados para: ángel

  • Tu sierva se dijo: La palabra del rey, mi señor, servirá para tranquilizarnos; pues mi señor, el rey, es como un ángel de Dios para comprender el bien y el mal. Que el Señor, tu Dios, esté contigo". (II Samuel 14, 17)

  • Tu siervo Joab ha obrado de este modo para dar otro aspecto al asunto. Pero mi señor es sabio con la sabiduría del ángel de Dios, y sabe cuanto pasa en la tierra". (II Samuel 14, 20)

  • Él calumnió a tu siervo ante mi señor, el rey. Pero mi señor, el rey, es como el ángel de Dios; haz lo que quieras. (II Samuel 19, 28)

  • El ángel extendió su mano sobre Jerusalén para exterminarla; pero el Señor se arrepintió del mal y dijo al ángel exterminador: "Basta, retira tu mano". El ángel del Señor estaba junto a la era de Ornán, el jebuseo. (II Samuel 24, 16)

  • Cuando David vio al ángel que azotaba al pueblo, dijo al Señor: "Yo soy quien ha pecado y ha obrado mal; pero estos otros, el rebaño, ¿qué han hecho? Que tu mano caiga sobre mí y sobre mi familia". (II Samuel 24, 17)

  • El anciano insistió: "También yo soy profeta como tú, y un ángel me ha dicho de parte del Señor: Hazle volver contigo a tu casa para que coma pan y beba agua". Así le engañó. (I Reyes 13, 18)

  • Luego se acostó y se quedó dormido debajo de la retama. Un ángel le tocó y le dijo: "Levántate y come". (I Reyes 19, 5)

  • El ángel del Señor volvió por segunda vez, le tocó y le dijo: "Levántate y come, pues te resta un camino demasiado largo para ti". (I Reyes 19, 7)

  • Entonces el ángel del Señor dijo a Elías, el tesbita: "Anda al encuentro de los mensajeros del rey de Samaría y diles: ¿Es que no hay Dios en Israel, para que vayáis a consultar a Belcebú, dios de Ecrón? (II Reyes 1, 3)

  • El ángel del Señor dijo a Elías: "Anda con él, no le tengas miedo". Fue con él, se presentó ante el rey, (II Reyes 1, 15)

  • Y aquella misma noche salió el ángel del Señor e hirió en el campamento de Asiria a ciento ochenta y cinco mil; y, al levantarse por la mañana, vieron que todos ellos eran cadáveres. (II Reyes 19, 35)

  • tres años de hambre, una derrota de tres meses perseguido por tus enemigos armados de espada o tres días de peste en el país bajo la espada del Señor y el ángel del Señor haciendo estragos en todo Israel. Elige y dime qué debo responder al que me envía". (I Crónicas 21, 12)


“Quando te encontrares diante de Deus, na oração considera-te banhado na luz da verdade, fala-lhe se puderes, deixa simplesmente que te veja e não tenhas preocupação alguma”. São Padre Pio de Pietrelcina