Encontrados 1004 resultados para: unción de David

  • Mikal hizo bajar a David por la ventana. El partió y huyó poniéndose a salvo. (I Samuel 19, 12)

  • Cuando Saúl mandó gente para prender a David, ella dijo: «Está enfermo.» (I Samuel 19, 14)

  • Pero Saúl envió de nuevo los emisarios para ver a David y les dijo: «Traédmelo en su lecho, para matarlo.» (I Samuel 19, 15)

  • Huyó, pues, David y se puso a salvo, yéndose a donde Samuel, en Ramá, y le contó cuanto Saúl le había hecho. Después, él y Samuel se fueron a habitar en las celdas. (I Samuel 19, 18)

  • Avisaron a Saúl: «Mira, David está en las celdas de Ramá.» (I Samuel 19, 19)

  • Mandó Saúl emisarios para prender a David; vieron éstos la agrupación de los profetas en trance de profetizar, con Samuel a la cabeza. Vino sobre los emisarios de Saúl el espíritu de Dios y también ellos se pusieron en trance. (I Samuel 19, 20)

  • Entonces partió él mismo para Ramá y llegó a la gran cisterna de la era que está en Seku y preguntó: «¿Dónde están Samuel y David?», y le dijeron: «Están en las celdas de Ramá.» (I Samuel 19, 22)

  • Huyó David de las celdas de Ramá y se fue a decir a Jonatán: «¿Qué he hecho, cuál es mi falta y en qué he pecado contra tu padre para que busque mi muerte?» (I Samuel 20, 1)

  • Pero David volvió a jurar: «Save muy bien tu padre que me tienes mucho afecto y se ha dicho: "Que no lo sepa Jonatán para que no se apene." Y, con todo, por Yahveh y por tu vida, que no hay más que un paso entre yo y la muerte.» (I Samuel 20, 3)

  • Dijo Jonatán a David: «Dime lo que deseas y te lo haré.» (I Samuel 20, 4)

  • Dijo David a Jonatán: «Mira, mañana es el novilunio; yo tendría que sentarme con el rey a comer, pero tú me dejarás marchar y me esconderé en el campo hasta la noche. (I Samuel 20, 5)

  • Si tu padre nota mi ausencia, dirás: "David me ha pedido con insistencia que le deje hacer una escapada a Belén, su ciudad, porque se celebra el sacrificio anual de toda la familia." (I Samuel 20, 6)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina