Encontrados 1821 resultados para: señor

  • Me acerqué a él y le maté, pues sabía que no podría vivir después de su caída; luego tomé la diadema que tenía en su cabeza y el brazalete que tenía en el brazo y se los he traído aquí a mi señor.» (II Samuel 1, 10)

  • Y David envió mensajeros a los hombres de Yabés de Galaad para decirles: «Benditos seáis de Yahveh por haber hecho esta misericordia con Saúl, vuestro señor, dándole sepultura. (II Samuel 2, 5)

  • Y ahora tened fortaleza y sed valerosos, pues murió Saúl, vuestro señor, pero la casa de Judá me ha ungido a mí por rey suyo.» (II Samuel 2, 7)

  • Abner dijo a David: «Voy a levantarme e iré a reunir todo Israel junto a mi señor, el rey; harán un pacto contigo y reinarás conforme a tus deseos.» Despidió David a Abner, que se fue en paz. (II Samuel 3, 21)

  • Llevaron la cabeza de Isbaal a David, en Hebrón, y dijeron al rey: «Aquí tienes la cabeza de Isbaal, hijo de Saúl, tu enemigo, el que buscó tu muerte. Hoy ha concedido Yahveh a mi señor el rey venganza sobre Saúl y sobre su descendencia.» (II Samuel 4, 8)

  • El rey David entró, y se sentó ante Yahveh y dijo: «¿Quien soy yo, señor mío Yahveh, y qué mi casa, que me has traído hasta aquí? (II Samuel 7, 18)

  • Y aun esto es poco a tus ojos, señor mío, Yahveh que hablas también a la casa de tu siervo para el futuro lejano... Señor Yahveh. (II Samuel 7, 19)

  • ¿Qué más podrá David añadir a estas palabras? Tú me tienes conocido, Señor Yahveh. (II Samuel 7, 20)

  • Por eso eres grande, mi Señor Yahveh; nadie como tú, no hay Dios fuera de ti, como oyeron nuestros oídos. (II Samuel 7, 22)

  • Ahora, mi Señor Yahveh, tú eres Dios, tus palabras son verdad y has prometido a tu siervo esta dicha; (II Samuel 7, 28)

  • dígnate, pues, bendecir la casa de tu siervo para que permanezca por siempre en tu presencia, pues tú mi Señor Yahveh, has hablado y con tu bendición la casa de tu siervo será eternamente bendita.» (II Samuel 7, 29)

  • Llamó el rey a Sibá, criado de Saúl, y le dijo: «Todo lo que pertenecía a Saúl y a toda su casa, se lo doy al hijo de tu señor. (II Samuel 9, 9)


“Devemos odiar os nossos pecados, visto que o amor ao Senhor significa paz”. São Padre Pio de Pietrelcina