Encontrados 262 resultados para: lista de siervos del rey

  • cambió el corazón de éstos para que odiasen a su pueblo y a sus siervos pusieran asechanzas. (Salmos 105, 25)

  • míralos, como los ojos de los siervos en la mano de sus amos. Como los ojos de la sierva en la mano de su señora, así nuestros ojos en Yahveh nuestro Dios, hasta que se apiade de nosotros. (Salmos 123, 2)

  • mandó señales y prodigios en medio de ti, Egipto, contra Faraón y todos sus siervos. (Salmos 135, 9)

  • Porque Yahveh a su pueblo hace justicia, y se compadece de sus siervos. (Salmos 135, 14)

  • «El Señor Dios vela y con toda seguridad se apiadará de nosotros, como declaró Moisés en el cántico que atestigua claramente: "Se apiadará de sus siervos".» (II Macabeos 7, 6)

  • Si es verdad que nuestro Señor que vive, está momentáneamente irritado para castigarnos y corregirnos, también se reconciliará de nuevo con sus siervos. (II Macabeos 7, 33)

  • Pero tú, ¡oh impío y el más criminal de todos los hombres!, no te engrías neciamente, entregándote a vanas esperanzas y alzando la mano contra sus siervos; (II Macabeos 7, 34)

  • Hecho esto, en rogativa pública rogaron al Señor misericordioso que se reconciliara del todo con sus siervos. (II Macabeos 8, 29)

  • Tuve siervos y esclavas: poseí servidumbre, así como ganados, vacas y ovejas, en mayor cantidad que ninguno de mis predecesores en Jerusalén. (Eclesiastés 2, 7)

  • He visto siervos a caballo, y príncipes que iban a pie, como los siervos. (Eclesiastés 10, 7)

  • Escucha, Señor, la súplica de tus siervos, según la bendición de Aarón sobre tu pueblo. (Eclesiástico 36, 16)

  • Dijeron Elyaquim, Sebná y Yoaj al copero mayor: «Por favor, háblanos a nosotros tus siervos en arameo, que lo entendemos; no nos hables en lengua de Judá a oídos del pueblo que está sobre la muralla.» (Isaías 36, 11)


“O Santo Sacrifício da Missa é o sufrágio mais eficaz, que ultrapassa todas as orações, as boas obras e as penitências. Infalivelmente produz seu efeito para vantagem das almas por sua virtude própria e imediata.” São Padre Pio de Pietrelcina