Encontrados 369 resultados para: habéis

  • Todo cuanto habéis aprendido y recibido y oído y visto en mí, ponedlo por obra y el Dios de la paz estará con vosotros. (Filipenses 4, 9)

  • Tengo cuanto necesito, y me sobra; nado en la abundancia después de haber recibido de Epafrodrito lo que me habéis enviado, suave aroma , sacrificio que Dios acepta con agrado. (Filipenses 4, 18)

  • Vivid, pues, según Cristo Jesús, el Señor, tal como le habéis recibido; (Colosenses 2, 6)

  • Sepultados con él en el bautismo, con él también habéis resucitado por la fe en la acción de Dios, que resucitó de entre los muertos. (Colosenses 2, 12)

  • Una vez que habéis muerto con Cristo a los elementos del mundo ¿por qué sujertaros, como si aún vivierais en el mundo, a preceptos como (Colosenses 2, 20)

  • Así pues, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. (Colosenses 3, 1)

  • Porque habéis muerto, y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios. (Colosenses 3, 3)

  • Y que la paz de Cristo presida vuestros corazones, pues a ella habéis sido llamados formando un solo Cuerpo. Y sed agradecidos. (Colosenses 3, 15)

  • De esta manera os habéis convertido en modelo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya. (I Tesalonicenses 1, 7)

  • Porque vosotros, hermanos, habéis seguido el ejemplo de las Iglesias de Dios que están en Judea, en Cristo Jesús, pues también vosotros habéis sufrido de vuestros compatriotas las mismas cosas que ellos de parte de los judíos; (I Tesalonicenses 2, 14)

  • En cuanto al amor mutuo, no necesitáis que os escriba, ya que vosotros habéis sido instruidos por Dios para amaros mutuamente. (I Tesalonicenses 4, 9)

  • Así pues, hermanos, manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta. (II Tesalonicenses 2, 15)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina