Encontrados 24 resultados para: gritando

  • luego le hizo montar en su segunda carroza, e iban gritando delante de él: «¡Abrek!» Así le puso al frente de todo el país de Egipto. (Génesis 41, 43)

  • El afectado por la lepra llevará los vestido rasgados y desgreñada la cabeza, se cubrirá hasta el bigote e irá gritando: «¡Impuro, impuro!» (Levítico 13, 45)

  • y siguió gritando detrás del muchacho: «Pronto, date prisa, no te detengas.» Tomó el muchacho de Jonatán la flecha y volvió donde su señor. (I Samuel 20, 38)

  • Tamar puso ceniza sobre su cabeza, rasgó la túnica de mangas que llevaba, puso sus manos sobre la cabeza y se iba gritando mientras caminaba. (II Samuel 13, 19)

  • Entró luego en la tienda en que se había aposentado Judit, y al no verla, se precipitó hacia la tropa gritando: (Judit 14, 17)

  • Deben darse los vestidos, y el caballo a uno de los servidores más principales del rey, para que vista al hombre a quien el rey desea honrar; y le hará cabalgar sobre el caballo por la plaza mayor de la ciudad gritando delante de él: «¡Así se trata al hombre a quien el rey quiere honrar!» (Ester 6, 9)

  • Tomó Amán los vestidos y el caballo, vistió a Mardoqueo y le hizo cabalgar por la plaza mayor de la ciudad, gritando delante de él: «¡Así se trata al hombre a quien el rey quiere honrar!» (Ester 6, 11)

  • Y, ordenados en tres columnas, les hizo avanzar detrás del enemigo tocando las trompetas y gritando invocaciones. (I Macabeos 5, 33)

  • Cuando Jesús se iba de allí, al pasar le siguieron dos ciegos gritando: «¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!» (Mateo 9, 27)

  • Pero él no le respondió palabra. Sus discípulos, acercándose, le rogaban: «Concédeselo, que viene gritando detrás de nosotros.» (Mateo 15, 23)

  • «Pero ¿qué mal ha hecho?», preguntó Pilato. Mas ellos seguían gritando con más fuerza: «¡Sea crucificado!» (Mateo 27, 23)

  • Salían también demonios de muchos, gritando y diciendo: «Tú eres el Hijo de Dios.» Pero él, conminaba y no les permitía hablar, porque sabían que él era el Cristo. (Lucas 4, 41)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina