Encontrados 778 resultados para: efusión del Espíritu Santo
Y decid: «¡Sálvanos, oh Dios de nuestra salvación! Reúnenos y líbranos de las naciones, para dar gracias a tu Nombre santo y gloriarnos en tu alabanza.» (I Crónicas 16, 35)
Yahveh, Dios nuestro, todo este grande acopio que hemos preparado para edificarte una Casa para tu santo Nombre, viene de tu mano y tuyo es todo. (I Crónicas 29, 16)
Construyó también la sala del Santo de los Santos, cuya longitud, correspondiente al ancho de la Casa, era de veinte codos, y su anchura igualmente de veinte codos. Lo revistió de oro puro, que pesaba seiscientos talentos. (II Crónicas 3, 8)
En el interior de la sala del Santo de los Santos hizo dos querubines, de obra esculpida, que revistió de oro. (II Crónicas 3, 10)
y los cuchillos, los acetres, los vasos y los braseros, de oro puro. Eran también de oro las puertas interiores de la Casa a la entrada del Santo de los Santos, y las puertas de la Casa para el Hekal. (II Crónicas 4, 22)
Los sacerdotes llevaron el arca de la alianza de Yahveh a su lugar, al Debir de la Casa, al Santo de los Santos, bajo las alas de los querubines. (II Crónicas 5, 7)
Los varales eran tan largos que se veían sus puntas desde el Santo, desde la parte anterior al Debir, pero no se veían desde fuera; y allí están hasta el día de hoy. (II Crónicas 5, 9)
Vino entonces el espíritu de Dios sobre Azarías, hijo de Oded, (II Crónicas 15, 1)
Entonces se adelantó el Espíritu, se puso ante Yahveh y dijo: "Yo le engañaré" Le preguntó Yahveh: "¿De qué modo?" (II Crónicas 18, 20)
Respondió: "Iré y me haré espíritu de mentira en la boca de todos sus profetas." Y Yahveh dijo: "Tú conseguirás engañarle. Vete y hazlo así" (II Crónicas 18, 21)
Ahora, pues, Yahveh ha puesto un espíritu de mentira en la boca de todos estos profetas tuyos, pues Yahveh ha predicho el mal contra ti.» (II Crónicas 18, 22)
Se acercó entonces Sedecías, hijo de Kenaaná, y dio una bofetada a Miqueas en la mejilla, diciendo: «¿Por qué camino se ha ido de mí el espíritu de Yahveh para hablarte a ti?». (II Crónicas 18, 23)