Encontrados 14 resultados para: alborozo

  • Se hizo saber al rey David: «Yahveh ha bendecido la casa de Obededom y todas sus cosas a causa del arca de Dios.» Fue David e hizo subir el arca de Dios de casa de Obededom a la Ciudad de David, con gran alborozo. (II Samuel 6, 12)

  • Así pues, David los ancianos de Israel y los jefes de millares, fueron a traer el arca de la alianza de Yahveh, desde la casa de Obededom, con alborozo. (I Crónicas 15, 25)

  • Se ofrecieron aquel día grandes sacrificios y la gente se entregó a la algazara, pues Dios les había concedido un gran gozo; también se regocijaron las mujeres y los niños. Y el alborozo de Jerusalén se oía desde lejos. (Nehemías 12, 43)

  • De un instante es su cólera, de toda una vida su favor; por la tarde visita de lágrimas, por la mañana gritos de alborozo. (Salmos 30, 6)

  • entre alborozo y regocijo avanzan, al entrar en el palacio del rey. (Salmos 45, 16)

  • sacó a su pueblo en alborozo, a sus elegidos entre gritos de júbilo. (Salmos 105, 43)

  • Judas, de acuerdo con sus hermanos y con toda la asamblea de Israel, decidió que cada año, a su debido tiempo y durante ocho días a contar del veinticinco del mes de Kisléu, se celebrara con alborozo y regocijo el aniversario de la dedicación del altar. (I Macabeos 4, 59)

  • Subieron al monte Sión con alborozo y alegría y ofrecieron holocaustos por haber regresado felizmente sin haber perdido a ninguno de los suyos. (I Macabeos 5, 54)

  • y se retira del vergel alegría y alborozo, y en las viñas no se lanzan cantos de júbilo, ni gritos. Vino en los lagares no pisa el pisador: el clamor ha cesado. (Isaías 16, 10)

  • Cesó el alborozo de los tímpanos, suspendióse el estrépito de los alegres, cesó el alborozo del arpa. (Isaías 24, 8)

  • Se lamentan en las calles por el vino. Desapareció toda alegría, emigró el alborozo de la tierra. (Isaías 24, 11)

  • y fue quitada alegría y alborozo de Carmelo y del país de Moab, y el vino a los trujales he quitado, no se oye el grito alegre del pisador, ya no se oyen gritos. (Jeremías 48, 33)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina