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  • Y Yahveh Dios formó del suelo todos los animales del campo y todas las aves del cielo y los llevó ante el hombre para ver cómo los llamaba, y para que cada ser viviente tuviese el nombre que el hombre le diera. (Génesis 2, 19)

  • Entonces Yahveh Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, el cual se durmió. Y le quitó una de las costillas, rellenando el vacío con carne. (Génesis 2, 21)

  • Entonces éste exclamó: «Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada mujer, porque del varón ha sido tomada.» (Génesis 2, 23)

  • Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne. (Génesis 2, 24)

  • Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban uno del otro. (Génesis 2, 25)

  • La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Yahveh Dios había hecho. Y dijo a la mujer: «¿Cómo es que Dios os ha dicho: No comáis de ninguno de los árboles del jardín?» (Génesis 3, 1)

  • Respondió la mujer a la serpiente: «Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. (Génesis 3, 2)

  • Replicó la serpiente a la mujer: «De ninguna manera moriréis. (Génesis 3, 4)

  • Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal.» (Génesis 3, 5)

  • Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió. (Génesis 3, 6)

  • Entonces se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos; y cosiendo hojas de higuera se hicieron unos ceñidores. (Génesis 3, 7)

  • Oyeron luego el ruido de los pasos de Yahveh Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, y el hombre y su mujer se ocultaron de la vista de Yahveh Dios por entre los árboles del jardín. (Génesis 3, 8)


“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina