Encontrados 2485 resultados para: Pues

  • Y dijo Israel a José: «Ahora ya puedo morir, después de haber visto tu rostro, pues que tú vives todavía.» (Génesis 46, 30)

  • Son pastores de ovejas, pues siempre fueron ganaderos, y, han traído ovejas, vacadas y todo lo suyo.» (Génesis 46, 32)

  • Vino, pues, José a dar parte a Faraón, diciendo: «Mi padre, mis hermanos, sus ovejas y vacadas y todo lo suyo han venido de Canaán, y ya están en el país de Gosen.» (Génesis 47, 1)

  • Y dijeron a Faraón: «Hemos venido a residir en esta tierra, porque no hay pastos para los rebaños que tienen tus siervos, por ser grave el hambre en Canaán. Así pues, deja morar a tus siervos en el país de Gosen.» (Génesis 47, 4)

  • Bendijo, pues, Jacob a Faraón, y salió de su presencia. (Génesis 47, 10)

  • De este modo se apropió José todo el suelo de Egipto para Faraón, pues los egipcios vendieron cada uno su campo porque el hambre les apretaba, y la tierra vino a ser de Faraón. (Génesis 47, 20)

  • Pues bien, los dos hijos tuyos que te nacieron en Egipto antes de venir yo a Egipto a reunirme contigo, míos son: Efraím y Manasés, igual que Rubén y Simeón, serán míos. (Génesis 48, 5)

  • Los ojos de Jacob se habían nublado por la vejez y no podía ver. Acercóselos, pues, y él los besó y los abrazó. (Génesis 48, 10)

  • por el Dios de tu padre, pues él te ayudará, el Dios Sadday, pues él te bendecirá con bendiciones de los cielos desde arriba, bendiciones del abismo que yace abajo, bendiciones de los pechos y del seno, (Génesis 49, 25)

  • Mi padre me tomó juramento diciendo: "Yo me muero. En el sepulcro que yo me labré en el país de Canaán, allí me has de sepultar." Ahora, pues, permíteme que suba a sepultar a mi padre, y luego volveré.» (Génesis 50, 5)

  • Sus hijos, pues, hicieron por él como él se lo había mandado; (Génesis 50, 12)

  • Les impusieron pues, capataces para aplastarlos bajo el peso de duros trabajos; y así edificaron para Faraón las ciudades de depósito: Pitom y Ramsés. (Exodo 1, 11)


“Resigna-te a ser neste momento uma pequena abelha. E enquanto esperas ser uma grande abelha, ágil, hábil, capaz de fabricar bom mel, humilha-te com muito amor perante Deus e os homens, pois Deus fala aos que se mantêm diante dele humildemente”. São Padre Pio de Pietrelcina