Encontrados 301 resultados para: Hija

  • el tercero, Absalón, hijo de Maaká, hija de Talmay, rey de Guesur; el cuarto, Adonías, hijo de Jagguit; (I Crónicas 3, 2)

  • Estos son los que le nacieron en Jerusalén: Simá, Sobab, Natán, Salomón, los cuatro de Bat Súa, hija de Ammiel. (I Crónicas 3, 5)

  • Su mujer, la de Judá, dio a luz a Yéred, padre de Guedor, a Héber, padre de Sokó, y a Yecutiel, padre de Zanóaj. Estos son los hijos de Bitía, hija del Faraón, que Méred había tomado por esposa. (I Crónicas 4, 18)

  • Hija suya fue Seerá, que edificó a Bet Jorón de arriba y de abajo y a Uzén Seerá. (I Crónicas 7, 24)

  • Cuando el arca de la alianza de Yahveh entró en la Ciudad de David, Mikal, hija de Saúl, estaba mirando por una ventana, y vio al rey David que saltaba y bailaba, y le despreció en su corazón. (I Crónicas 15, 29)

  • Salomón hizo subir a la hija de Faraón desde la Ciudad de David a la casa que había edificado para ella; pues se decía: «No debe habitar mujer mía en la casa de David, rey de Israel; porque los lugares donde ha estado el arca de Yahveh son sagrados.» (II Crónicas 8, 11)

  • Roboam tomó por mujer a Majalat, hija de Yerimot, hijo de David y de Abiháyil, hija de Eliab, hijo de Jesé. (II Crónicas 11, 18)

  • Después de ésta tomó a Maaká, hija de Absalón, la cual le dio a Abías, Attay, Zizá y Selomit. (II Crónicas 11, 20)

  • Roboam amaba a Maaká, hija de Absalón, más que a todas sus mujeres y concubinas, pues tuvo dieciocho mujeres y sesenta concubinas; y engendró veintiocho hijos y sesenta hijas. (II Crónicas 11, 21)

  • Reinó tres años en Jerusalén. El nombre de su madre era Mikaía, hija de Uriel, de Guibeá. Hubo guerra entre Abías y Jeroboam. (II Crónicas 13, 2)

  • Josafat reinó sobre Judá. Tenía 35 años cuando comenzó a reinar, y reinó veinticinco años en Jerusalén. Su madre se llamaba Azubá, hija de Siljí. (II Crónicas 20, 31)

  • Tenía Ocozías cuarenta y dos años cuando empezó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. Su madre se llamaba Atalía, hija de Omrí. (II Crónicas 22, 2)


“Não desperdice suas energias em coisas que geram preocupação, perturbação e ansiedade. Uma coisa somente é necessária: elevar o espírito e amar a Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina