Encontrados 120 resultados para: Caballos

  • ¿Corren por la roca los caballos? ¿se ara con bueyes el mar? ¡pues vosotros trocáis en veneno el juicio y en ajenjo el fruto de la justicia! (Amós 6, 12)

  • Y sucederá aquel día - oráculo de Yahveh - que yo extirparé de en medio de ti tus caballos, y haré desaparecer tus carros; (Miqueas 5, 9)

  • ¡Chasquido de látigos, estrépito de ruedas! ¡Caballos que galopan, carros que saltan, (Nahún 3, 2)

  • más raudos son que leopardos sus caballos, más agudos que lobos de la tarde; sus jinetes galopan, vienen de lejos sus jinetes, vuelan como águila que se precipita a devorar. (Habacuc 1, 8)

  • ¿Contra los ríos arde tu cólera, Yahveh, contra el mar tu furor, para que montes en tus caballos, en tus carros de victoria? (Habacuc 3, 8)

  • Tú surcas el mar con tus caballos, el borbotar de las inmensas aguas. (Habacuc 3, 15)

  • Daré vuelta a los tronos de los reinos y destruiré el poder de los reinos de las naciones, daré vuelta al carro y a los que montan en él, y serán abatidos caballos y caballeros cada uno por la espada de su hermano. (Ageo 2, 22)

  • He tenido una visión esta noche. Era un hombre que montaba un caballo rojo; estaba de pie entre los mirtos que hay en la hondonada; detrás de él, caballos rojos, alazanes y blancos. (Zacarías 1, 8)

  • En el primer carro había caballos rojos, en el segundo carro caballos negros, (Zacarías 6, 2)

  • en el tercer carro caballos blancos, y en el cuarto carro caballos tordos. (Zacarías 6, 3)

  • Donde están los caballos negros, salen hacía el país del norte; los blancos salen detrás de ellos y los tordos salen hacía el país del sur.» (Zacarías 6, 6)

  • El suprimirá los cuernos de Efraím y los caballos de Jerusalén; será suprimido el arco de combate, y él proclamará la paz a las naciones. Su dominio irá de mar a mar y desde el Río hasta los confines de la tierra. (Zacarías 9, 10)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina