Encontrados 120 resultados para: Caballos

  • Pues bien: por ahí vienen jinetes, troncos de caballos.» Replicó y dijo: «¡Cayó, cayó Babilonia, y todas las estatuas de sus dioses se han estrellado contra el suelo!» (Isaías 21, 9)

  • En cuanto a Egipto, es humano, no divino, y sus caballos, carne, y no espíritu; Yahveh extenderá su mano, tropezará el ayudador y caerá el ayudado y todos a una perecerán. (Isaías 31, 3)

  • Pues apuesta ahora con mi señor, el rey de Asur: te daré dos mil caballos si eres capaz de encontrarte jinetes para ellos. (Isaías 36, 8)

  • El que hizo salir carros y caballos a una con poderoso ejército; a una se echaron para no levantarse, se apagaron, como mecha se extinguieron. (Isaías 43, 17)

  • Y traerán a todos vuestros hermanos de todas las naciones como oblación a Yahveh - en caballos, carros, literas, mulos y dromaderios - a mi monte santo de Jerusalén - dice Yahveh - como traen los hijos de Israel la oblación en recipiente limpio a la Casa de Yahveh. (Isaías 66, 20)

  • Son caballos lustrosos y vagabundos: cada cual relincha por la mujer de su prójimo. (Jeremías 5, 8)

  • Desde Dan se deja oír. el resuello de sus caballos. Al relincho sonoro de sus corceles tembló la tierra toda. Vendrán y comerán el país y sus bienes, la ciudad y sus habitantes.» (Jeremías 8, 16)

  • entonces entrarán por las puertas de esta ciudad reyes que se sienten sobre el trono de David, montados en carros y caballos, ellos y sus oficiales, la gente de Judá y los habitantes de Jerusalén. Y durará esta ciudad para siempre. (Jeremías 17, 25)

  • Porque si ponéis en práctica esta palabra, entonces seguirán entrando por las puertas de esta casa reyes sucesores de David en el trono, montados en carros y caballos, junto con sus servidores y su pueblo. (Jeremías 22, 4)

  • y toda la hondonada de los Cuerpos Muertos y de la Ceniza, y toda la Campa del Muerto hasta el torrente Cedrón, hasta la esquina de la Puerta de los Caballos hacia oriente será sagrado de Yahveh: no volverá a ser destruido ni dado al anatema nunca jamás. (Jeremías 31, 40)

  • Uncid los caballos y montad, caballeros. Poneos firmes con los cascos, pulid las lanzas, vestíos las cotas. (Jeremías 46, 4)

  • Subid, caballos, y enfureceos, carros, y salgan los valientes de Kus y de Put que manejan escudo, y los ludios que asestan el arco.» (Jeremías 46, 9)


“De que vale perder-se em vãos temores?” São Padre Pio de Pietrelcina