Encontrados 131 resultados para: suerte

  • Una buena esposa es una gran fortuna, reservada en suerte a los que temen al Señor: (Eclesiástico 26, 3)

  • Si ustedes nacen, nacen para la maldición, y si mueren, les tocará en suerte la maldición. (Eclesiástico 41, 9)

  • Hasta los cipreses, los cedros del Líbano, se regocijan de tu suerte: "¡Desde que yaces tendido, nadie sube a talarnos!". (Isaías 14, 8)

  • Los que te ven, fijan en ti la mirada, meditan tu suerte: "¿Es este el hombre que hacía temblar la tierra, que sacudía los reinos, (Isaías 14, 16)

  • Efraím perderá su plaza fuerte y Damasco, la realeza. El resto de Arám tendrá la misma suerte que la gloria de los hijos de Israel -oráculo del Señor de los ejércitos-. (Isaías 17, 3)

  • ¡Al atardecer, sobreviene el espanto, antes del amanecer, ya no existen más! Esta es la parte de los que nos despojan y la suerte de los que nos saquean. (Isaías 17, 14)

  • Correrán la misma suerte tanto el pueblo como el sacerdote, el esclavo como su señor, la esclava como su señora, el comprador como el vendedor, el que pide prestado como el que presta, el acreedor como el deudor. (Isaías 24, 2)

  • Él mismo ha echado la suerte para ellos, su mano les asignó una parte con la cuerda: ellos la poseerán para siempre, habitarán allí de generación en generación. (Isaías 34, 17)

  • Fue detenido y juzgado injustamente, y ¿quién se preocupó de su suerte? Porque fue arrancado de la tierra de los vivientes y golpeado por las rebeldías de mi pueblo. (Isaías 53, 8)

  • Las piedras lisas del torrente son tu parte: ¡sí, ellas te han tocado en suerte! En su honor has derramado libaciones, has presentado ofrendas, y yo ¿me dejaré aplacar con esas cosas? (Isaías 57, 6)

  • Esta es tu suerte, la parte que yo he medido para ti -oráculo del Señor-. Porque tú me has olvidado y has confiado en la mentira, (Jeremías 13, 25)

  • ¿Acaso Ezequías, rey de Judá, y todo Judá lo hicieron morir? ¿No temió él al Señor y aplacó el rostro del Señor, de suerte que el Señor se arrepintió del mal con que los había amenazado? Nosotros, en cambio, estamos por hacernos un daño enorme a nosotros mismos". (Jeremías 26, 19)


“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina