Encontrados 1044 resultados para: soldados de david

  • David le respondió: "Mañana es la luna nueva, y tendré que compartir la mesa con tu padre. Tu me dejarás partir, y yo me ocultaré al descampado hasta pasado mañana por la tarde. (I Samuel 20, 5)

  • Si tu padre nota mi ausencia, tú le dirás: ‘David me insistió para que lo dejara ir de una corrida hasta Belén, su ciudad, porque allí se celebra el sacrificio anual de toda la familia’. (I Samuel 20, 6)

  • David le preguntó: "¿Quién me avisará si tu padre te responde duramente?". (I Samuel 20, 10)

  • Jonatán dijo a David: "Vamos al campo". Y los dos salieron al campo. (I Samuel 20, 11)

  • Jonatán dijo a David: "¡El Señor, el Dios de Israel, es testigo! Mañana o pasado mañana, a esta misma hora, trataré de averiguar las intenciones de mi padre. Si todo marcha bien para ti y no te mando a nadie que te avise, (I Samuel 20, 12)

  • seguirás siendo leal con mi casa para siempre, aun cuando el Señor haya extirpado de la superficie del suelo a cada uno de los enemigos de David". (I Samuel 20, 15)

  • Y Jonatán concluyó un pacto con la casa de David, en estos términos: "Que el Señor pida cuenta de esto a los enemigos de David". (I Samuel 20, 16)

  • Jonatán hizo prestar otra vez juramento a David, a causa del amor que le tenía, porque lo quería como a sí mismo. (I Samuel 20, 17)

  • Jonatán dijo a David: "Mañana es la luna nueva. Se advertirá tu ausencia, porque notarán que tu puesto está vacío, (I Samuel 20, 18)

  • David se escondió en el descampado. Al llegar la luna nueva, el rey se sentó a la mesa para comer. (I Samuel 20, 24)

  • Como lo hacía habitualmente, ocupó su asiento contra la pared, Jonatán se puso enfrente y Abner se sentó al lado de Saúl; pero el puesto de David quedó vacío. (I Samuel 20, 25)

  • Pero al día siguiente de la luna nueva, el segundo día, el puesto de David aún estaba vacío. Saúl dijo a su hijo Jonatán: "¿Por qué el hijo de Jesé no ha venido al banquete ni ayer ni hoy?". (I Samuel 20, 27)


“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina