Encontrados 321 resultados para: profeta Eliseo

  • Y Josafat afirmó: "La palabra del Señor está con él". El rey de Israel, el rey de Judá y el rey de Edóm bajaron hacia donde estaba Eliseo, (II Reyes 3, 12)

  • Eliseo respondió: "¡Por la vida del Señor de los ejércitos, a quien sirvo! Si no fuera por consideración a Josafat, rey de Judá, no te tendría en cuenta y ni siquiera te miraría. (II Reyes 3, 14)

  • Pero ahora, tráiganme un músico". Y mientras el músico pulsaba las cuerdas, la mano del Señor se posó sobre Eliseo, (II Reyes 3, 15)

  • La mujer de uno de la comunidad de profetas imploró a Eliseo, diciendo: "Tu servidor, mi marido, ha muerto, y tú sabes que era un hombre temeroso del Señor. Pero ahora ha venido un acreedor para llevarse a mis dos hijos como esclavos". (II Reyes 4, 1)

  • Eliseo le dijo: "¿Qué puedo hacer por ti? Dime qué tienes en tu casa". Ella le respondió: "Tu servidora no tiene en su casa nada más que un frasco de aceite". (II Reyes 4, 2)

  • Eliseo le dijo: "Ve y pide prestados a todos tus vecinos unos recipientes vacíos; cuántos más sean, mejor. (II Reyes 4, 3)

  • Un día, Eliseo pasó por Sunám. Había allí una mujer pudiente, que le insistió para que se quedara a comer. Desde entonces, cada vez que pasaba, él iba a comer allí. (II Reyes 4, 8)

  • Un día Eliseo llegó por allí, se retiró a la habitación de arriba y se acostó. (II Reyes 4, 11)

  • Eliseo dijo entonces a Guejazí: "Dile: Realmente tú te has desvivido por nosotros; ¿qué se puede hacer por ti? ¿Necesitas una recomendación para el rey o el jefe del ejército?". Ella respondió: "Me siento muy bien donde estoy, en medio de mi gente". (II Reyes 4, 13)

  • Pero Eliseo insistió: "Entonces, ¿qué se puede hacer por ella?". Guejazí respondió: "Lamentablemente, no tiene un hijo y su marido es viejo". (II Reyes 4, 14)

  • "Llámala", dijo Eliseo. Cuando la llamó, ella se quedó junto a la puerta, (II Reyes 4, 15)

  • y Eliseo le dijo: "El año próximo, para esta misma época, tendrás un hijo en tus brazos". Ella exclamó: "No, señor, por favor; tú eres un hombre de Dios, no engañes a tu servidora". (II Reyes 4, 16)


“O medo excessivo nos faz agir sem amor, mas a confiança excessiva não nos deixa considerar o perigo que vamos enfrentar”. São Padre Pio de Pietrelcina