Encontrados 209 resultados para: paso del Mar Rojo

  • De allí pasó a Gaza, pero los habitantes le cerraron las puertas. Entonces sitió la ciudad y saqueó e incendió sus alrededores. (I Macabeos 11, 61)

  • Juan tomó posiciones con sus tropas frente al enemigo y, advirtiendo que sus hombres tenían miedo de pasar el torrente, lo pasó él primero. Al verlo, todos los demás lo siguieron. (I Macabeos 16, 6)

  • y cuando estuvieron al rojo vivo, ordenó que cortaran la lengua al que había hablado en nombre de los demás, y que le arrancaran el cuello cabelludo y le amputaran las extremidades en presencia de sus hermanos y de su madre. (II Macabeos 7, 4)

  • Otros, igualmente, escalaban el muro para atacar a los sitiados por el lado opuesto, prendían fuego a las torres y, encendiendo hogueras, quemaban vivos a los blasfemos. Otros, mientras tanto, derribaron las puertas y, abriendo paso al resto del ejército, se apoderaron de la ciudad. (II Macabeos 10, 36)

  • Pero, por lo precipitado del ataque, no acertó el golpe, y como las tropas ya se abrían paso a través de las puertas, subió valerosamente a lo alto del muro y se arrojó con intrepidez sobre la multitud. (II Macabeos 14, 43)

  • Estando aún con vida, lleno de ardor, se incorporó sangrando copiosamente, y a pesar de sus graves heridas, pasó corriendo por entre las tropas y se paró sobre una roca escarpada. (II Macabeos 14, 45)

  • Cuando camines, no se acortará tu paso, y si corres, no tropezarás. (Proverbios 4, 12)

  • De pronto, le sale al paso esa mujer, con aire de prostituta y el corazón lleno de astucia: (Proverbios 7, 10)

  • Un regalo abre paso al que lo da y lo introduce en la presencia de los grandes. (Proverbios 18, 16)

  • No mires el vino: ¡qué rojo es! ¡Cómo centellea en la copa! ¡Cómo fluye suavemente! (Proverbios 23, 31)

  • Hay tres cosas de paso majestuoso y cuatro que caminan con elegancia: (Proverbios 30, 29)

  • Porque no perdurará el recuerdo ni del sabio ni del necio: con el paso de los días, todo cae en el olvido. Así es: ¡el sabio muere igual que el necio! (Eclesiastés 2, 16)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina