Encontrados 1973 resultados para: oso

  • De esa manera, hay dos realidades irrevocables -la promesa y el juramento- en las que Dios no puede engañarnos. Y gracias a ellas, nosotros, los que acudimos a él, nos sentimos poderosamente estimulados a aferrarnos a la esperanza que se nos ofrece. (Hebreos 6, 18)

  • Esta esperanza que nosotros tenemos, es como un ancla del alma, sólida y firme, que penetra más allá del velo, (Hebreos 6, 19)

  • allí mismo donde Jesús entró por nosotros, como precursor, convertido en Sumo Sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec. (Hebreos 6, 20)

  • Porque nosotros conocemos a aquel que ha dicho: La venganza me pertenece y yo daré la retribución.Y además: El Señor juzgará a su pueblo. (Hebreos 10, 30)

  • Recuerden los primeros tiempos: apenas habían sido iluminados y ya tuvieron que soportar un rudo y doloroso combate, (Hebreos 10, 32)

  • Nosotros no somos de los que se vuelven atrás para su perdición, sino que vivimos en la fe para preservar nuestra alma. (Hebreos 10, 39)

  • Por la fe, Moisés, apenas nacido, fue ocultado por sus padres durante tres meses, porque vieron que el niño era hermoso, y no temieron el edicto del rey. (Hebreos 11, 23)

  • Pero, aunque su fe los hizo merecedores de un testimonio tan valioso, ninguno de ellos entró en posesión de la promesa. (Hebreos 11, 39)

  • Porque Dios nos tenía reservado algo mejor, y no quiso que ellos llegaran a la perfección sin nosotros. (Hebreos 11, 40)

  • Tengan cuidado de no desoír al que habla. Porque si los que rehusaron escuchar al que promulgaba oráculos en la tierra, no pudieron escapar al castigo, ¿cómo podremos escapar nosotros si volvemos las espaldas al que habla desde el cielo? (Hebreos 12, 25)

  • Respeten el matrimonio y no deshonren el lecho conyugal, porque Dios condenará a los lujuriosos y a los adúlteros. (Hebreos 13, 4)

  • Nosotros tenemos un altar del que no tienen derecho a comer los ministros de la Antigua Alianza. (Hebreos 13, 10)


“Comunguemos com santo temor e com grande amor.” São Padre Pio de Pietrelcina