Encontrados 162 resultados para: oración de Tobías

  • ¡Escucha la súplica y la oración que tu servidor y tu pueblo Israel dirijan hacia este lugar! ¡Escucha desde tu morada en el cielo, escucha y perdona! (II Crónicas 6, 21)

  • cualquiera sea la oración o la súplica que te dirija un miembro de tu pueblo Israel, sintiéndose tocado por su desgracia y su dolor, y con las manos extendidas hacia esta Casa, (II Crónicas 6, 29)

  • escucha tú desde el cielo esa oración y esa súplica, y hazles justicia. (II Crónicas 6, 35)

  • escucha tú desde el cielo, desde el lugar donde habitas, esa oración y esa súplica, y hazles justicia: perdona a tu pueblo los pecados que haya cometido contra ti. (II Crónicas 6, 39)

  • Entonces el Señor se apareció a Salomón durante la noche y le dijo: "He oído tu oración y me he elegido este lugar como Templo para los sacrificios. (II Crónicas 7, 12)

  • Con ellos iban los levitas Semaías, Netanías, Zebadías, Asahel, Semiramot, Jonatán, Adonías, Tobías y Tobadonías, y también los sacerdotes Elisamá y Jorám: (II Crónicas 17, 8)

  • Después, los sacerdotes levíticos se pusieron a bendecir al pueblo: su voz fue escuchada y su oración llegó hasta la santa morada de Dios en el cielo. (II Crónicas 30, 27)

  • El resto de los hechos de Manasés, la oración hecha a su Dios y las palabras de los videntes que le hablaron en nombre del Señor, el Dios de Israel, están escritos en los Anales de los reyes de Israel. (II Crónicas 33, 18)

  • los hijos de Delaías, los hijos de Tobías, los hijos de Necodá: 652. (Esdras 2, 60)

  • Pero cuando Sambalat, el joronita, y Tobías, el esclavo amonita, se enteraron de mi llegada, se disgustaron mucho de que alguien viniera a prestar ayuda a los israelitas. (Nehemías 2, 10)

  • Cuando Sambalat, el joronita, Tobías, el esclavo amonita, y Guésem, el árabe, se enteraron de esto, se burlaron de nosotros y nos despreciaron, diciendo: "¿Qué están haciendo? ¿Se van a rebelar contra el rey?". (Nehemías 2, 19)

  • Y Tobías, el amonita, que estaba a su lado, añadió: "¡Déjalos que construyan! ¡Bastará que suba un zorro para hacer que se desmoronen sus murallas de piedra!". (Nehemías 3, 35)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina