Encontrados 94 resultados para: hierro

  • Si me edificas un altar de piedra, no lo harás con piedras talladas, porque al trabajarlas con el hierro, las profanarás. (Exodo 20, 25)

  • Humillaré esa enorme soberbia, haciendo que el cielo sea para ustedes como hierro y la tierra como bronce. (Levítico 26, 19)

  • ya sea oro, plata, bronce, hierro, estaño o plomo, (Números 31, 22)

  • Pero el que mata a otro golpeándolo con un objeto de hierro, es un asesino, y el asesino será castigado con la muerte. (Números 35, 16)

  • A ustedes, en cambio, los tomó y los hizo salir de Egipto -ese horno donde se funde el hierro- para que fueran el pueblo de su herencia, como lo son en el día de hoy. (Deuteronomio 4, 20)

  • un país donde comerás pan en abundancia y donde nada te faltará, donde las piedras son de hierro y de cuyas montañas extraerás cobre. (Deuteronomio 8, 9)

  • Por ejemplo, si un hombre va a cortar leña al bosque en compañía de otro, y al empuñar el hacha para cortar un árbol, el hierro se suelta del mango y golpea a su acompañante, provocándole la muerte, el homicida irá a refugiarse en una de esas ciudades y así pondrá a salvo su vida. (Deuteronomio 19, 5)

  • Allí erigirás también un altar de piedra en honor del Señor, tu Dios. No usarás ningún instrumento de hierro para trabajar las piedras, (Deuteronomio 27, 5)

  • El cielo sobre tu cabeza será de bronce, y la tierra bajo tus pies será de hierro. (Deuteronomio 28, 23)

  • servirás a los enemigos que el Señor enviará contra ti, en medio del hambre y la sed, de la desnudez y de toda clase de privaciones. Y él pondrá en tu cuello un yugo de hierro, hasta destruirte. (Deuteronomio 28, 48)

  • Que tus cerrojos sean de hierro y de bronce, y tu poder dure tanto como tus días. (Deuteronomio 33, 25)

  • Todo el oro, la plata y los objetos de bronce y de hierro serán consagrados al Señor y pasarán a formar parte de su tesoro". (Josué 6, 19)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina