Encontrados 467 resultados para: diez carros de bronce
¿Cómo harías retroceder a uno solo de los más insignificantes servidores de mi señor? ¡Pero tú confías en Egipto para tener carros de guerra y soldados! (Isaías 36, 9)
Por medio de tus servidores has insultado al Señor y has dicho: Con mis numerosos carros escalé la cima de las montañas, los rincones inaccesibles del Líbano. Talé sus cedros más altos, sus mejores cipreses; llegué hasta su último extremo, hasta lo más espeso de su bosque. (Isaías 37, 24)
En el reloj de sol de Ajaz, yo haré retroceder diez grados la sombra que ya ha descendido". Y el sol retrocedió en el reloj los diez grados que había descendido. (Isaías 38, 8)
el que hizo salir carros de guerra y caballos, todo un ejército de hombres aguerridos; ellos quedaron tendidos, no se levantarán, se extinguieron, se consumieron como una mecha. (Isaías 43, 17)
Yo iré delante de ti y allanaré los cerros; romperé las puertas de bronce y haré saltar los cerrojos de hierro. (Isaías 45, 2)
Yo sabía que tú eres obstinado, que tu cerviz es una barra de hierro y que tu frente es de bronce. (Isaías 48, 4)
Haré llegar oro en lugar de bronce y plata en lugar de hierro; bronce en lugar de madera y hierro en lugar de piedra. Por magistrados te daré la Paz y por gobernantes, la Justicia. (Isaías 60, 17)
Porque ya viene el Señor en medio del fuego -sus carros son como un torbellino- para descargar su ira con furor y sus amenazas con las llamas del fuego. (Isaías 66, 15)
Ellos traerán a todos los hermanos de ustedes, como una ofrenda al Señor, hasta mi Montaña santa de Jerusalén. Los traerán en caballos, carros y literas, a lomo de mulas y en dromedarios -dice el Señor- como los israelitas llevan la ofrenda a la Casa del Señor en un recipiente puro. (Isaías 66, 20)
Mira que hoy hago de ti una plaza fuerte, una columna de hierro, una muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes de Judá y a sus jefes, a sus sacerdotes y al pueblo del país. (Jeremías 1, 18)
¡Ahí sube como las nubes, sus carros son como el huracán, sus caballos, más veloces que las águilas! ¡Ay de nosotros, porque somos devastados! (Jeremías 4, 13)
Son todos rebeldes, calumniadores: bronce o hierro, todos están pervertidos. (Jeremías 6, 28)