Encontrados 119 resultados para: belleza interior

  • Ningún sacerdote beberá vino cuando deba entrar en el atrio interior. (Ezequiel 44, 21)

  • y el día que entren en el lugar santo, en el atrio interior, para prestar servicio en el lugar santo, ofrecerán su sacrificio por el pecado -oráculo del Señor-. (Ezequiel 44, 27)

  • El sacerdote tomará sangre de la víctima por el pecado y la pondrá sobre los postes de la puerta de la Casa, sobre los cuatro ángulos del zócalo del altar y sobre los postes de la puerta del atrio interior. (Ezequiel 45, 19)

  • Así habla el Señor: la puerta del atrio interior que mira hacia el este, permanecerá cerrada durante los seis días laborables, pero se la abrirá el día sábado. También se la abrirá el día de la luna nueva. (Ezequiel 46, 1)

  • y como tenía puesto el velo, aquellos malvados se lo hicieron quitar para complacerse con su belleza. (Daniel 13, 32)

  • Después que lo hizo salir, mandó venir al otro y le dijo: "¡Raza de Canaán y no de Judá, la belleza te ha descarriado, el deseo ha pervertido tu corazón! (Daniel 13, 56)

  • Hagan oír su voz en los palacios de Asiria y en los palacios de Egipto, y digan: Reúnanse en las montañas de Samaría, y vean cuántos desórdenes hay en medio de ella, cuántas opresiones en su interior. (Amós 3, 9)

  • ¡Ay del que dice al madero: "Despierta", y a la piedra muda: "Levántate"! ¿Puede eso pronunciar un oráculo? ¡Sin duda, está recubierto de oro y plata, pero no hay soplo de vida en su interior! (Habacuc 2, 19)

  • Entonces se levantó un disco de plomo, y vi una mujer instalada en el interior del recipiente. (Zacarías 5, 7)

  • El ángel me dijo: "Esta es la Maldad". Luego la arrojó al interior del recipiente y arrojó la masa de plomo sobre la abertura. (Zacarías 5, 8)

  • Vaticinio. Palabra del Señor sobre Israel. Oráculo del Señor que desplegó los cielos, cimentó la tierra y formó el espíritu del hombre en su interior. (Zacarías 12, 1)

  • Unos escribas que estaban sentados allí pensaban en su interior: (Marcos 2, 6)


“O homem sem Deus é um ser mutilado”. São Padre Pio de Pietrelcina