Encontrados 292 resultados para: amor sacrificado

  • Por eso, les ruego que en este caso hagan prevalecer el amor. (II Corintios 2, 8)

  • Pero ahora, yo también perdono al que ustedes perdonaron, y lo hago en la presencia de Cristo por amor de ustedes, (II Corintios 2, 10)

  • Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús, el Señor, y nosotros no somos más que servidores de ustedes por amor de Jesús. (II Corintios 4, 5)

  • Porque el amor de Cristo nos apremia, al considerar que si uno solo murió por todos, entonces todos han muerto. (II Corintios 5, 14)

  • Nosotros obramos con integridad, con inteligencia, con paciencia, con benignidad, con docilidad al Espíritu Santo, con un amor sincero, (II Corintios 6, 6)

  • Y ya que ustedes se distinguen en todo: en fe, en elocuencia, en ciencia, en toda clase de solicitud por los demás, y en el amor que nosotros les hemos comunicado, espero que también se distingan en generosidad. (II Corintios 8, 7)

  • Esta no es una orden: solamente quiero que manifiesten la sinceridad de su amor, mediante la solicitud por los demás. (II Corintios 8, 8)

  • Pruébenles entonces su amor, y lo bien fundado de nuestro orgullo por ustedes delante de las Iglesias. (II Corintios 8, 24)

  • Por eso, me complazco en mis debilidades, en los oprobios, en las privaciones, en las persecuciones y en las angustias soportadas por amor de Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. (II Corintios 12, 10)

  • Por último, hermanos, alégrense, trabajen para alcanzar la perfección, anímense unos a otros, vivan en armonía y en paz. Y entonces, el Dios del amor y de la paz permanecerá con ustedes. (II Corintios 13, 11)

  • La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo permanezcan con todos ustedes. (II Corintios 13, 13)

  • En efecto, en Cristo Jesús, ya no cuenta la circuncisión ni la incircuncisión, sino la fe que obra por medio del amor. (Gálatas 5, 6)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina