Encontrados 316 resultados para: amistad con el mundo

  • y así su corazón está dividido. También la mujer soltera, lo mismo que la virgen, se preocupa de las cosas del Señor, tratando de ser santa en el cuerpo y en el espíritu. La mujer casada, en cambio, se preocupa de las cosas de este mundo, buscando cómo agradar a su marido. (I Corintios 7, 34)

  • Pero el Señor nos juzga y nos corrige para que no seamos condenados con el mundo. (I Corintios 11, 32)

  • No sé cuántos idiomas diversos hay en el mundo, y cada uno tiene sus propias palabras. (I Corintios 14, 10)

  • Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por medio de un hombre viene la resurrección. (I Corintios 15, 21)

  • para los incrédulos, a quienes el dios de este mundo les ha enceguecido el entendimiento, a fin de que no vean resplandecer el Evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios. (II Corintios 4, 4)

  • Porque es Dios el que estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo, no teniendo en cuenta los pecados de los hombres, y confiándonos la palabra de la reconciliación. (II Corintios 5, 19)

  • Esa tristeza produce un arrepentimiento que lleva a la salvación y no se debe lamentar; en cambio, la tristeza del mundo produce la muerte. (II Corintios 7, 10)

  • que se entregó por nuestros pecados para librarnos de este mundo perverso, conforme a la voluntad de Dios, nuestro Padre, (Gálatas 1, 4)

  • Así también nosotros, cuando éramos menores de edad, estábamos sometidos a los elementos del mundo. (Gálatas 4, 3)

  • Yo sólo me gloriaré en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí, como yo lo estoy para el mundo. (Gálatas 6, 14)

  • y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor. (Efesios 1, 4)

  • elevándolo por encima de todo Principado, Potestad, Poder y Dominación, y de cualquier otra dignidad que pueda mencionarse tanto en este mundo como en el futuro. (Efesios 1, 21)


Como distinguir uma tentação de um pecado e como estar certo de que não se pecou? – perguntou um penitente. Padre Pio sorriu e respondeu: “Como se distingue um burro de um homem? O burro tem de ser conduzido; o homem conduz a si mesmo!” São Padre Pio de Pietrelcina