Encontrados 1933 resultados para: Sin

  • Sin embargo, tienes esto a tu favor: que detestas la conducta de los nicolaítas, lo mismo que yo". (Apocalipsis 2, 6)

  • "Conozco tu tribulación y tu pobreza, aunque eres rica, así como también la maledicencia de los que se llaman judíos, y no son más que una sinagoga de Satanás. (Apocalipsis 2, 9)

  • Sin embargo, debo reprocharte algo, y es que tienes adictos a la doctrina de Balaam, el que enseñó a Balac cómo debía seducir a los israelitas para que se prostituyeran, comiendo los alimentos sacrificados a los ídolos. (Apocalipsis 2, 14)

  • Sin embargo, tienes todavía en Sardes algunas personas que no han manchado su ropa: ellas me acompañarán vestidas de blanco, porque lo han merecido. (Apocalipsis 3, 4)

  • "Yo conozco tus obras; he abierto delante de ti una puerta que nadie puede cerrar, porque a pesar de tu debilidad, has cumplido mi Palabra sin renegar de mi Nombre. (Apocalipsis 3, 8)

  • Obligaré a los de la sinagoga de Satanás -que mienten, porque se llaman judíos y no lo son- a que se postren delante de tiy reconozcan que yo te he amado. (Apocalipsis 3, 9)

  • Cada uno de los cuatro Seres Vivientes tenía seis alas y estaba lleno de ojos por dentro y por fuera. Y repetían sin cesar, día y noche: «Santo, santo, santo es el Señor Dios, el Todopoderoso, el que era, el que es y el que viene». (Apocalipsis 4, 8)

  • Se les ordenó que no dañaran las praderas ni las plantas ni los árboles, sino solamente a los hombres que no llevaran la marca de Dios sobre la frente. (Apocalipsis 9, 4)

  • Se les permitió, no que los mataran, sino que los atormentaran durante cinco meses, con un dolor parecido al que produce la picadura del escorpión. (Apocalipsis 9, 5)

  • los elegidos cantaban un canto nuevo delante del trono de Dios, y delante de los cuatro Seres Vivientes y de los Ancianos. Y nadie podía aprender este himno, sino los ciento cuarenta y cuatro mil que habían sido rescatados de la tierra. (Apocalipsis 14, 3)

  • Después vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. Ante su presencia, el cielo y la tierra desaparecieron sin dejar rastros. (Apocalipsis 20, 11)

  • Pero los cobardes, los incrédulos, los depravados, los asesinos, los lujuriosos, los hechiceros, los idólatras y todos los falsos, tendrán su herencia en el estanque de azufre ardiente, que es la segunda muerte». (Apocalipsis 21, 8)


“Deus nunca me recusou um pedido”. São Padre Pio de Pietrelcina