Encontrados 142 resultados para: Misericordia

  • Porque yo espero que el Eterno les dará la salvación, y el Santo me ha llenado de alegría por la misericordia que pronto les llegará del Eterno, su Salvador. (Baruc 4, 22)

  • porque Dios conducirá a Israel en la alegría, a la luz de su gloria, acompañándolo con su misericordia y su justicia. (Baruc 5, 9)

  • instándolos a implorar misericordia ante el Dios del cielo acerca de aquel misterio, a fin de que no los hicieran perecer, a ellos y a él, con el resto de los sabios de Babilonia. (Daniel 2, 18)

  • no apartes tu misericordia de nosotros, por amor a Abraham, tu amigo, a Isaac, tu servidor, y a Israel, tu santo, (Daniel 3, 35)

  • No nos cubras de vergüenza, sino trátanos según tu benignidad y la abundancia de tu misericordia. (Daniel 3, 42)

  • Por eso, rey, acepta mi consejo: redime tus pecados con la justicia y tus faltas con la misericordia hacia los pobres; tal vez así tu prosperidad será duradera". (Daniel 4, 24)

  • ¡Al Señor, nuestro Dios, la misericordia y el perdón, porque nos hemos rebelado contra él! (Daniel 9, 9)

  • Inclina tu oído, Dios mío, y escucha; abre tus ojos y mira nuestras ruinas y la ciudad que es llamada con tu Nombre, porque no presentamos nuestras súplicas delante de ti a causa de nuestros actos de justicia, sino a causa de tu gran misericordia. (Daniel 9, 18)

  • Yo te desposaré para siempre, te desposaré en la justicia y el derecho, en el amor y la misericordia; (Oseas 2, 21)

  • Entonces oró al Señor, diciendo: "¡Ah, Señor! ¿No ocurrió acaso lo que yo decía cuando aún estaba en mi país? Por eso traté de huir a Tarsis lo antes posible. Yo sabía que tú eres un Dios bondadoso y compasivo, lento para enojarte y de gran misericordia, y que te arrepientes del mal con que amenazas. (Jonás 4, 2)

  • Así habla el Señor de los ejércitos: Hagan justicia de verdad, practiquen mutuamente la fidelidad y la misericordia. (Zacarías 7, 9)

  • Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. (Mateo 5, 7)


“Recorramos a Jesus e não às pessoas, pois só ele nunca nos faltará.” São Padre Pio de Pietrelcina