Encontrados 165 resultados para: Lleno

  • nuestra boca se llenó de risas y nuestros labios, de canciones. Hasta los mismos paganos decían: "¡El Señor hizo por ellos grandes cosas!". (Salmos 126, 2)

  • Avanzó hasta los confines del mundo y saqueó una multitud de naciones. La tierra enmudeció en su presencia y por eso su corazón se ensoberbeció y se llenó de orgullo. (I Macabeos 1, 3)

  • El pueblo se llenó de alegría; todos celebraron ese día como una gran fiesta (I Macabeos 7, 48)

  • Así Jonatán regresó a Jerusalén en paz y lleno de alegría. (I Macabeos 10, 66)

  • Además, se hacía constar que Salomón, lleno del espíritu de sabiduría, ofreció el sacrificio de la dedicación y la terminación del Templo. (II Macabeos 2, 9)

  • Daba pena ver a la muchedumbre postrada desordenadamente, y al Sumo Sacerdote lleno de ansiedad y de angustia. (II Macabeos 3, 21)

  • los judíos bendecían al Señor, que había glorificado su propio Lugar. El Templo, que poco antes había estado lleno de miedo y consternación, desbordaba ahora de alegría y de júbilo por la manifestación del Señor todopoderoso. (II Macabeos 3, 30)

  • Luego, lleno de indignación, despojó a Andrónico de la púrpura, desgarró sus vestiduras y lo hizo conducir por toda la ciudad hasta el sitio donde había tratado tan impíamente a Onías. Allí hizo ajusticiar al homicida, y así el Señor le infligió el castigo que había merecido. (II Macabeos 4, 38)

  • El Templo se llenó del desenfreno y las orgías de los paganos, que se divertían con prostitutas y tenían relaciones con mujeres en los atrios sagrados, e incluso, introducían allí objetos prohibidos. (II Macabeos 6, 4)

  • Rogaban al Señor que hiciera esto, si no por ellos mismos, al menos por las Alianzas concedidas a sus padres y porque ellos llevaban su Nombre augusto y lleno de majestad. (II Macabeos 8, 15)

  • Enfurecido a causa de esto, pensaba desquitarse con los judíos de la afrenta que le habían inferido los que le obligaron a emprender la retirada. Entonces ordenó al auriga que condujera el carro sin parar hasta el fin del trayecto. Pero, en realidad, ya era inminente el juicio del Cielo porque él había dicho lleno de arrogancia: "Al llegar allí, haré de Jerusalén un cementerio de judíos". (II Macabeos 9, 4)

  • A pesar de esto, no cedía en lo más mínimo su arrogancia; por el contrario, siempre lleno de soberbia, y exhalando contra los judíos el fuego de su furor, mandaba acelerar la marcha. Pero mientras avanzaba velozmente, se cayó del carro y todos los miembros de su cuerpo quedaron lesionados por la violencia de la caída. (II Macabeos 9, 7)


“Seja modesto no olhar.” São Padre Pio de Pietrelcina