Encontrados 1216 resultados para: Alegría de David

  • Así venció David al filisteo con la honda y una piedra; le asestó un golpe mortal, sin tener una espada en su mano. (I Samuel 17, 50)

  • David fue corriendo y se paró junto al filisteo; le agarró la espada, se la sacó de la vaina y lo mató, cortándole la cabeza. Al ver que su héroe estaba muerto, los filisteos huyeron. (I Samuel 17, 51)

  • David tomó la cabeza del filisteo y la llevó a Jerusalén, pero dejó las armas en su propia carpa. (I Samuel 17, 54)

  • Al ver que David salía al encuentro del filisteo, Saúl le había preguntado a Abner, el jefe del ejército: "Abner, ¿de quién es hijo ese muchacho?". "¡Por tu vida, rey, no lo sé!", respondió Abner. (I Samuel 17, 55)

  • Cuando David volvió de matar al filisteo, Abner lo llevó a la presencia de Saúl con la cabeza del filisteo en la mano. (I Samuel 17, 57)

  • Saúl le preguntó: "¿De quién eres hijo, muchacho?". David respondió: "Soy hijo de tu servidor Jesé, el de Belén". (I Samuel 17, 58)

  • Apenas David terminó de hablar con Saúl, Jonatán se encariñó con él y llegó a quererlo como a sí mismo. (I Samuel 18, 1)

  • Y Jonatán hizo un pacto con David, porque lo amaba como a sí mismo. (I Samuel 18, 3)

  • Él se despojó del manto que llevaba puesto y se lo dio a David, y lo mismo hizo con su indumentaria y hasta con su espada, su arco y su cinturón. (I Samuel 18, 4)

  • Siempre que salía de campaña, enviado por Saúl, David tenía éxito. Entonces Saúl lo puso al frente de sus hombres de guerra. David era bien visto por todo el pueblo y también por los servidores de Saúl. (I Samuel 18, 5)

  • A su regreso, después que David derrotó al filisteo, las mujeres de todas las ciudades de Israel salían a recibir al rey Saúl, cantando y bailando, al son jubiloso de tamboriles y triángulos. (I Samuel 18, 6)

  • Saúl se puso furioso y muy disgustado por todo aquello, pensó: "A David le atribuyen los diez mil, y a mí tan sólo los mil. ¡Ya no le falta más que la realeza!". (I Samuel 18, 8)


“Se tanta atenção é dada aos bens desta Terra, quanto mais se deve dar aos do Céu? Faça, portanto, uma boa leitura espiritual, a santa meditação, o exame de consciência, e fará progresso na perfeição cristã e no amor de Jesus.” São Padre Pio de Pietrelcina