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Si estás en el campo, no vuelvas a buscar tus ropas. (Evangelio según San Marcos 13, 16)
Estas señales acompañarán a los que crean: en mi Nombre echarán demonios y hablarán nuevas lenguas; (Evangelio según San Marcos 16, 17)
Mis palabras se cumplirán a su debido tiempo, pero tú, por no haber creído, te vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que todo esto ocurra.» (Evangelio según San Lucas 1, 20)
El Espíritu del Señor está sobre mí. El me ha ungido para llevar buenas nuevas a los pobres, para anunciar la libertad a los cautivos, y a los ciegos que pronto van a ver, para despedir libres a los oprimidos (Evangelio según San Lucas 4, 18)
Nadie echa tampoco vino nuevo en envases de cuero viejos; si lo hace, el vino nuevo hará reventar los envases, se derramará el vino y se perderán también los envases. (Evangelio según San Lucas 5, 37)
Pongan el vino nuevo en envases nuevos. (Evangelio según San Lucas 5, 38)
Cada árbol se conoce por sus frutos. No se recogen higos de los espinos ni se sacan uvas de las zarzas. (Evangelio según San Lucas 6, 44)
Nadie enciende una lámpara para cubrirla con una vasija o para colocarla debajo de la cama. Por el contrario, la pone sobre un candelero para que los que entren vean la luz. (Evangelio según San Lucas 8, 16)
Jesús le contestó: «Los zorros tienen cuevas y las aves tienen nidos, pero el Hijo del Hombre ni siquiera tiene donde recostar la cabeza.» (Evangelio según San Lucas 9, 58)
Y se dijo: Haré lo siguiente: echaré abajo mis graneros y construiré otros más grandes; allí amontonaré todo mi trigo, todas mis reservas. (Evangelio según San Lucas 12, 18)
Vendan lo que tienen y repártanlo en limosnas. Háganse junto a Dios bolsas que no se rompen de viejas y reservas que no se acaban; allí no llega el ladrón, y no hay polilla que destroce. (Evangelio según San Lucas 12, 33)
Mientras vas donde las autoridades con tu adversario, aprovecha la caminata para reconciliarte con él, no sea que te arrastre ante el juez y el juez te entregue al carcelero, y el carcelero te encierre en la cárcel. (Evangelio según San Lucas 12, 58)